Echo de menos,

el oscuro terciopelo.

Sus diamantes verdes,

andares silentes,

e inquietud de peces.

,

Rendija negra que todo lo huele.

Serpiente trasera, su cola agorera,

ladrona de noche,

todo ello junto,

en mi aventurera.

,

Mi huidiza, se adormece.

Limpia sus ropajes,

así de repente,

,

su cascada rosa,

insiste obsesiva.

Nunca se detiene el rasposo peine.

,

Si cierra los ojos,

yo sé que me mira.

Va disimulando,

siempre de soslayo,

su mirada esquiva.

,

Y sin pedir disculpas,

salta ronroneando,

así de inmediato,

sin avergonzarse,

sobre mi regazo,

se queda dormida,

sin pudor,

a ratos.

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