La celda,

donde me encerró la vida,

es pequeña,

redonda burbuja, que flota entre otras,

discreta.

Yo pude salir,

confundirme con lo libre.

Pero mis sueños no me siguen.

No sé por qué no se escapan de una vez,

y ven el mundo,

«raro espacio vacío, predecible, absolutamente burdo,» dicen.

Yo les pido que lo intenten,

que detonen la burbuja,

que no vivan en su brillo.

Pero nunca me hacen caso.

Ellos dicen que si escapan,

quizás nunca más regresen,

Quizás nunca más me encuentren.

Soy esclavo de mis sueños,

De mi celda no me alejo.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS