Cuento de amantes III

A quien yo sé.

«Porque las mejores palabras de amor están entre dos gentes que no se dicen nada»
Jaime Sabines.

Frente a ellos se muestra
un pasillo de longitud eterna,
no lo han andado aún,
pero no dudan que
no sea recto.

Se levantan los amantes;
enamorados se toman
las manos, se rozan
sus labios, se besan
sus miradas y sus cuerpos
se funden en uno
al enredarse en un
tierno abrazo.

Comienzan a caminar,
a su derecha, el sol
termina de morir, a su izquierda,
se alza triunfante
una blanca reina menguante;
sobre ellos, el cielo se pinta
con estrellas que
los miran y los celan.

Voltean a mirarse
y son sus almas
tan gemelas,
que se dicen y se confiesan
mil verdades amorosas
sin romper el cálido
silencio que los envuelve.

Y cuando se hablan
se hablan en clave,
en una lengua distinta,
pues, para los otros
sueltan muchas palabras
que, aunque dicen todo,
parecen no decir nada.