No más rosas para rosa

No más rosas para rosa

Julieta Paz

28/02/2019

El cepillo de dientes lo presiona contra el jabón, lo raspa como si fuera manteca. Tiene pasta de dientes, pero es una costumbre incorporada, tan hecha costra, tan hecha carne, tan hecha piel. Se mira al espejo.
El documental de Hutchence y sus últimos minutos de vida la hacen reflexionar sobre las distintas formas de amortiguar.
De repente se reproduce sin su autorización una canción que no entiende. Supone que esta en ingles. No la entiende, pero si. Digamos, entiende que es de desamor, de celos, traición, una carta vieja escondida entre las cosas de él. Un pedazo de papel viejo con letra elaborada y con una aclaración importante:

«Flaca, espérame con ese vestido campana rosa, el de los bordados de hilo blanco. Simplemente, me gusta el rosa. Simplemente me gustan las rosas. Simplemente me gustas, Rosa».

«Flaca, ¿Es verdad?»

«Flaca, ya no más «I love u».

Flaca, vos ya no más «love me».

Cuando sos una persona muy fácil de conmover, pero de orgullo tenaz, te escondés en rinconcitos sin revocar, donde hay ausencia de luz y lloras por canciones que no comprendes.

Arrastrando las pantuflas, sin ganas de cenar, se acerca al calendario que cuelga del clavo flojo en la cocina. Ha llegado el día de usar un vestido rosa, uno campana plato, para decir: «Dear Juan, you crazy Bastard, i really loved you».

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