Cuatro grandes cambios en las concepciones del mundo y de uno mismo

Cuatro grandes cambios en las concepciones del mundo y de uno mismo

Indiana

19/02/2019

Alex Irausquín F.

07-08-18

Revisando la historia de la humanidad, en mi opinión magistralmente sintetizada, hasta 1945 inclusive (no después), por Isaac Asimov en su «Cronología del Mundo», desde hace algún tiempo ya he podido establecer los que juzgo como «cuatro grandes cambios en la concepciones del Mundo y de uno mismo».

Cambios que por demás, al momento de operarse, seguramente estremecieron al ser humano hasta lo más profundo de su alma, pero además, efectivamente cambiaron bruscamente el curso de la civilización humana.

Estos son, a mi parecer y cronológicamente: la invención de la prensa de imprenta con tipos móviles moderna por parte de Johannes Gutenberg (a veces escrito «Gutemberg»), hacia 1440; la publicación de «El origen de las especies» a cargo de Charles Darwin el 24 de noviembre de 1859; la publicación de «La interpretación de los sueños», de Sigmund Freud, a finales de 1899; y la publicación de la «Teoría de la relatividad general» a cargo de Albert Einstein en 1915 y 1916.

En realidad, el invento de Gutenberg en sí mismo no operó un cambio como el que refiero, sino que a partir de él el ser humano tuvo acceso a un universo entero de conocimientos adquiridos por el ser humano desde su aparición sobre el planeta Tierra hace alrededor de 4,5 millones de años, y esto, paulatinamente, empezó a operar grandes cambios de todo tipo sobre la marcha, empezando por la revolución luterana, que de no haber existido la prensa inventada por Gutenberg no habría ocurrido cuando ocurrió.

La publicación de la obra de Darwin fue un suceso muy diferente, porque de una vez puso en la mente del ser humano una idea radicalmente distinta, más bien opuesta, a la que durante toda su existencia venía alimentando sobre lo que él mismo era o podría ser en el contexto del mundo, vale decir, el universo en pleno. De la idea en mente de toda la humanidad hasta entonces sobre «la creación», «el creacionismo», a la idea de «la evolución», «el evolucionismo».

«La interpretación de los sueños», título que seguramente al momento de publicada esta obra de Sigmund Freud no podría percibirse como «algo tan importante», operó el nada menudo cambio de lo que desde entonces se comenzó a tener por cierto, sin sombra de dudas, nada menos que sobre la verdadera naturaleza humana, «el angel y demonio» que todos somos; el «Dr. Jekyll y Mr. Hyde» en que constantemente nos transmutamos; el lado luminoso y oscuro que todos presentamos, magistralmente expuesto, entre otras obras muy notables, a través de las grandes tragedias griegas de Esquilo, Sófocles y Eurípides.

En cuanto a la obra capital de Einstein, la referida «Teoría de la relatividad general», ésta operó «el cambio que faltaba», a mi modo de ver las cosas: la concepción que hasta entonces existía acerca del universo, exponiendo allí por todo el cañón, y con todos los fundamentos científicos pertinentes, esa idea genial que se le ocurrió a él solito y que fundamentalmente él solito desarrolló, ciertamente apoyándose para poder elaborar su formulación matemática en quienes sabían un poco más que él en esta específica área de conocimientos, especialmente Max Planck, así como, por otra parte, en otros físicos con grandes conocimientos en la materia para aquella época, especialmente Niels Bohr, fundamentalmente un físico como Einstein, que para la época ya venía avanzando mucho en el campo de la física con sus ideas acerca de la estructura del átomo y la mecánica cuántica.

Estos son, a mi parecer, «cuatro grandes cambios en la concepciones del mundo y de uno mismo», sin bien pudieran no ser «»los» cuatro grandes cambios en la concepciones del mundo y de uno mismo», según otros pareceres.

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