Paso la frontera, y mi corazón allí se queda…

Paso la frontera, y mi corazón allí se queda…

Nhaudy Guerrero

24/01/2019

Comienza un nuevo día en mi tierra, mi lejana y añorada tierra. Tierra de indomables, libertadores y luchadores. Donde la luz jamás se apaga a pesar de la circunstancias, y que por muy difícil que sea la situación, siempre una sonrisa será devuelta. Un aroma como el que se siente en mi carretera, la lluvia fresca adorna la llanura de este paisaje, como lo hacen las flores en primavera. Unas pequeñas gotas de agua, que poco a poco limpian la carretera. Y dejan atrás una porosidad que todos llevan. No puedo retener mis lágrimas al hablar de mi Venezuela, de charlar conmigo mismo de lo bonito que era, pasar la tarde junto al arroyo que refleja los cien años que tiene mi abuela. Muchos recuerdos, aunque los olvido al pasar el tiempo. Llevo meses fuera de mi hogar, y parece que fuera años de amargada soledad.

Un día como hoy, empaque lo poco que tenia, y sin dudarlo me marcho; un día en el que mi madre me abraza, y me besa, como si fuese una cruel despedida, como si no volviese a casa, ver llorar a mi hermana, sin saber si la volveré a ver, porque días pasan y ella no para de crecer. Sin saber que nos depara el futuro, me acompaña una gran amistad, y solo veo una montaña que se desvanece a medida que sigo mi camino. Cada minuto doy vuelta, no para regresar, sino para observar el paisaje que me ha de extrañar. Sigo mi camino, y no veo aquello que era mio. Infinitas las filas e interminable se hace la espera, y de repente cruzó la frontera, justo allí; mi corazón se queda. Y así es como parto hacia un futuro desconocido, en donde estoy completamente vacío. Y que a diario necesito un suspiro, un beso que adorne mi rutina o un un inesperado abrazo que recorra y de vida a mi desnutrida alma.

El trimestre parece otoño, que aunque en mi llanuras no existe, me han dicho que son días grises, en dónde el color casi no prevalece, y aunque no le conozca, se que se siente estar solo y frío, en un banquillo de madera, viendo la felicidad de otros, que prospera. Miro mi reflejo en el estanque de aquel hermoso lugar, un poco vacío, y lleno de pensamientos sombríos. Me miró, y veo tantas cosas, menos felicidad, y aunque sonría en las sesiones fotográficas que normalmente me siguen, no significa que lo haga por que se siente de lo mejor; sino para evitar provocar sentimientos de angustia, a todos aquellos que en mi tierra se quedan. Vivo por tres razones fundamentales, que se han forjado en mi piel, y han dejado su marca, a medida que la vida avanza, cada una con su retoque; y obviamente para bien. Sin estás hermosas razones, no sería capaz de resistir un día más, en este lugar en dónde todos tus sueños, los puedes hacer realidad, solo basta con que lo pienses, y el resto Dios te lo da. Aún queda mucho por hacer, pero solo pienso en el día en mi Venezuela vuelva a vivir, y allí es dónde volvemos todos los que alguna vez, lucharon por liberar esta hermosa nación.

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