la propuesta

la propuesta

pame

22/01/2019

Soplo despacio un diente de león, vuelan las finas plumillas y recuerdo, con nostalgia los días de niñez, llenándome los pulmones de olor a poleo y pino. El verde se extiende hasta donde alcanzan mis ávidos ojos, en una alfombra despareja.

En un tronco. a cierta distancia, con un colorido vestido amarillo con flores, flameando, que permite ver tramos de tus muslos, tus rodillas y tu pantorrilla, luchas por mantenerlo en su lugar, la brisa te engaña y se burla de ti ,buscando nuevos lugares por donde colarse y levantarlo.Te ríes nerviosa y me miras, preocupada de mantener las piernas bien juntas, cuando no puedes controlarla. Yo recojo, flores amarillas y rojas pegadas al suelo, para ofrecerlas como ofrenda. Caminamos por la amplia alameda, asidos de las manos, en silencio, a ratos nos detenemos y aspiramos profundo el limpio y oloroso aire.

Ya casi atardece, te subo en un lugar elevado, para mostrarte el final del predio, que surcado por una destartalada malla, afirmada con postes, separa los terrenos. Los animales pastan, a esta hora de la tarde, y todos los insectos han salido de paseo. Algunos revolotean en tus mechones amarronados, otros te circundan y tú los espantas a manotones.

Preguntas con voz suave hacia dónde vamos, cuando el camino se estrecha, y vas enredándote en las zarzas, que cruzan el paso, tironeando del vestido enmarañado, entre las ramas, con las piernas arañadas , pero sin quejarte . Sigues mi paso asida a mi mano, yo te respondo, que es una sorpresa.

Ya casi al llegar al río, recojo un brote de lavanda y lo cuelgo de tu oreja. En la mano el ramillete cae lacio por el calor, por tu apretujada mano, que se niega a soltarlo, tu rostro arrebolado, los ojos brillantes, tú boca como un capullo manchada de moras silvestres, comidas al pasar.

Hoy me pareces aún más hermosa, cándida, serena y tu voz suena incluso más suave. Acaricio despacio tus dedos, la manos ya húmedas por el sudor, pero no me sueltas. Yo la levanto y beso los 2/3 de tus dedos, tu sonríes y te sonrojas.

El ruido del río viene a recibirnos como un burbujeo, escabulléndose, entre las rocas. Sentados entre las piedras redondeadas de la orilla, mirando el agua correr con fuerza, la superficie cubierta de mosquitos. Los peces que a ratos saltan, para atraparlos, una ranita, un grillo, el arrastre de una culebra por las hojas, estamos así por un buen rato, hasta que la tarde comienza a irse lentamente y sale la primera estrella , te sacas el chaleco anudado a tu cintura y lo pones sobre tus hombros, yo te abrazo.

-¿Te gustaría casarte conmigo? , te digo nervioso, sin dejar de mirar el agua. Tu silencio me altera

– si – Respondes al rato, tan tímidamente, que busco tus ojos, para asegurarme , que es verdad que lo dijiste.

– sí – repites un poco más alto, me quiero casar contigo y me besas intempestivamente en la mejilla

Te levanto de un tirón y te abrazo fuertemente, tu respondes abrazándome emocionada también

Aquí en el campo, sin celulares, sin gentío, sin selfis, solo nosotros: el río: los árboles, los insectos, los peces ,la noche y las estrellas por mudos testigo, y te entrego este anillo fino que significa que eres mía y soy tuyo.

De vuelta, te alejas un poco del sendero, intentando evitar las zarzas y los rasguños, desapareces unos instantes de mi vista, corro hacia donde te viera por última vez. Un aromo enorme desliza sus raíces levantadas, como varices, surcando la tierra, no estas y entonces…lo recuerdo.

La noria, apenas perceptible, tapada descuidada y torpemente con tablas y ramas ,se esconde,10 metros abajo , allí, la oscuridad y el agua.

Grito tu nombre, pero no respondes, intento hallarte, pero es inútil, solo silencio, la noche, los animales, como una sonata macabra, como un cantar lastimero, como una melodía demoníaca. El eco de mi voz se pierde entre las arboledas, limpio la boca del pozo hasta el amanecer. escarbando hasta sangrar,disfónico de llamar tu nombre.

Tu cuerpo es retirado al día siguiente, una cuerda lo levanta verticalmente, el vestido un poco recogido, estilando un chorro de agua, que se desliza por los muslos arañados, el rostro desencajado , la boca semi-abierta , el cabello marrón pegado a la cabeza ,cubierto de extraños retazos de ramas, sustancias viscosas y verdosas, y en el frágil dedo el anillo aún brillando…

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