final abierto

final abierto

pame

21/01/2019

Sentada en la orilla de la roca con el mar golpeándola con fuerza, siento la nube de pequeñas gotas salobres y frías mojar mi rostro y humedecer mi ropa, la extraña sensación de placer y sobresalto, en cada embestida, más feroz, es una amenaza solapada y constante, y no me persuade de salir de aquí. Es tan hermoso, tan infinitamente esmeralda, tan condenadamente furioso, tan impactantemente infinito. Cada tarde cerca de las 17.30, cuando el sol decide descansar y la luna le apura desde el firmamento, vengo aquí, solo por esta sensación sublime de sentirlo cerca. He vivido toda la vida en el valle, desde hace pocos meses me trasladé a este sitio, lleno de gente humilde, trabajadora, honesta y dura. Cuando llegué nadie preguntó nada, aun cuando la marca del anillo permanece imborrable en mi dedo, aun cuando las marcas en mi cuerpo disimuladas con maquillaje y ropa sin escote son difíciles de esconder. Las mujeres me miran con lastima y los hombres con desconfianza. Trabajo en una escuelita pequeña con 29 alumnos con problemas de aprendizaje, alguno preguntó si tengo hijos y la sala se volvió silenciosa cuando se me escapó un sollozo. Cada tarde una mujer me trae una ración de comida, limpia un poco la casa y se va muda, tal como llegó, recibe el pago sin mirarme y a veces me trae envuelto en un paño, un pan recién horneado, que no me ofrece, pero deja sobre la mesa. Algunos días un hombre viene a cortar leña, el pasto y arreglar el puente de la entrada, tampoco he conseguido sacarle mas de tres frases. Solo el mar oye mis lamentos, solo él me consuela y reconforta, en los hombros una mantilla de lana, que alguna anciana del pueblo ha dejado en una roca cercana, como ofrenda, permanezco aquí varios minutos, hasta que el sol desaparece dejando su estela anaranjada sobre el agua, sé que me observan, se que intentan dilucidar que me trajo aquí, me vigilan y siguen por los senderos. Yo hago como si no los viera. Esta tarde uno de los niños me lo ha dicho. Ya está aquí, con su Toyota tercer verde metálico, su cabello cano y su porte de ejecutivo, ya está aquí, mucho antes de lo pensado…

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