el jubilado

el jubilado

pame

21/01/2019

frente a el las lengüetas anaranjadas, rojas y amarillo brillante, que se levantan con el repiquetear de los troncos rompiéndose a fuerza de calor, en un tronar desgarbado, en medio de ardientes brasas carmesí.Las piernas cubiertas, por una manta gruesa de tejido duro y color parduzco en anchas vetas degradé, en las manos un libro deshojado, raído y deteriorado, el empastado rayado y rugoso de un negro opaco y desteñido. Se acomoda lento los lentes, que cuelgan de un tabique desviado, partido en dos lados , de la comisura cuelga un cigarro trasnochado,cuelga inerme, sin prender , una gruesa arruga cruza la frente , destacando mas la vieja cicatriz grisácea y sobresaliente. La casa permanece en silencio absoluto, sin embargo el calor hace crujir a ratos las viejas maderas, que se contraen, entre el calor y el frío exterior

De vez en cuando , otea su reloj de oro macizo, con una tapa de cristal tallado, en los bordes , la pieza, aunque antigua, conserva su belleza y majestuosidad, sobre la flácida muñeca cruzada de visibles tendones y piel manchada y colgante , donde los huesos sobresalen impetuosos. Los maullidos afuera lo hacen levantar la vista perdida en los leños, hacia la ventana que da al exterior . Magulla algo entre la dentadura postiza, sin soltar el cigarro. LLeva horas sentado ahí,sin leer,sin pararse, sin apenas moverse, en una inactividad irritante. El viento, por minutos hace vibrar las ventanas y su silbido penetra las habitaciones, el segundo piso gime en un alarido largo a cada embestida, en un concierto de engranajes gastados, la casa se queja. el hombre tendrá cerca de 82 años, gruñe a ratos, semidormido en el sillón resoplando entre los labios resecos y pálidos, en la cabeza, unas escasas greñas desordenadas.

En la vitrina coronada de telas de araña, ubicada a un par de metros de la estufa, unas copas altas de finísimo cristal diamantado, en forma de cáliz, con base azul oscuro destacan, entre la porcelana llena de polvo y una escultura de mujer de metal ensombrecido. En los pies, un cuero de vacuno hace las veces de alfombra ya maltrecha, el desgaste es evidente, tiene pelones y en partes el cuero aparece amarillento y reseco . Un pequeño baho se desprende del chaleco de lana amarillo mostaza, abrochado con discos de carey, seguramente el sudor se escapa de su enjuto cuerpo.

Las horas danzan entorno al hombre y el hace caso omiso de ellas . Cuando el viento merma en un acto casi impulsivo, se levanta y sale rápido, por la inmensa puerta de roble, de dos tramos ,se acerca a la pila de leña, a la orilla de la terraza, alcanza un par de palos, con un quejido agudo y lastimero, los carga en los antebrazos entra y lanza dos sobre el ardiente fuego. retoma su posición con os ojos fijos en el intenso chisporroteo, acomoda la manta sobre su falda, alcanza el libro y prende el remojado cigarro ,pegado al borde del labio

Afuera se oye el rugir de un motor , un vehiculo grande, petrolero…. de el descienden tres hombres armados , el viejo levanta los ojos del fuego, y sin moverse busca despacio bajo el sillón.

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