Sentí el allí, que por no acá es más allá, es decir, no sentí el lugar como un sitio sino como distancia.

Antes fui. Cuando supuse fui, igual que ahora, quien desea con datos, quien supone lo que nunca fue; lo que por ninguna razón debería ser.

Sé que tocar el hielo quema igual que la flama, o peor, sin siquiera luz ni calor. Quemar por ausencia,

por desesperanza, porque hasta las partículas despreciadas se quedan quietas.

Y tan livianamente dar el paso.

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