TEJIDO (Microcuento)
Con el paso de los días Penélope transformó su original y dilatoria idea en una sorprendente actividad de placer.
Imaginó toda suerte de formas, tamaños y colores de agujas frenéticas, que en cópula loca, provocaban múltiples orgasmos en el tejido. El movimiento repetitivo de la costura apaciguaba su pasión y tranquilizaba su deseo de rendirse a voluntad a la lujuria desenfrenada de sus pretendientes.
Pensó en la prenda terminada como la culminación de su pervertido y secreto goce. Sagazmente, cada noche deshizo lo tejido, para dar cada mañana a sus infidelidades, ese aire de novedad que tanto disfrutaba.
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