Horas y mas horas
bajan desde el cielo,
el tiempo es eterno
y la vida un desvelo,
el hambre de sueños,
y los lirios perdidos
bajo el retazo florecido
que cubre el deseo.
Lo que escribo¡
no lo entiendo,
mas bien son mis sentimientos
balas perdidas
en un campo desierto,
y las noches pensando en tu cuerpo,
apaciguando mis delirios
con el pudor que no tengo,
frescas son las ganas,
e intactas las huellas del deseo,
pero lo superfluo,
naturalmente imperfecto
se impone ante mi,
cual piedra mayestática
que separa lo quimérico
de lo que quiero.
Amo el estupor de tus mejillas,
y la ternura que se consume
bajo la estirpe de tu fuego;
agua en los pétalos de rosa
así es mi amor por ti
en lo recóndito de tu insignia,
primorosa.
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