que simple tu belleza, pura, inmaculada,

simple pretenciosa me hallaba en tu mirada,

que simple las palomas en tus brazos se posaban,

como si bebiesen del desierto de tu alma,

que simple, fugas e impenetrable, tu pecho en llamas se resguarda,

ese simple grito, que al solsticio clama,

esas simples cosas que hoy tanto deseo, mi aspiración creencia,

son simples, pequeñas cosas, pero por favor no las relegues,

simples amapolas, de alfiles cubiertas,

y en la cima de ellas tu tan tu, tan dispuesta, atada a grilletes lloras, y es simple, perdonas, pero la complejidad te vuelve loca.

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