Vuelvo a observar los mismos cuadros,
las mismas carátulas,
las mismas fotos.
Los mismos artistas,
marcas de guitarras,
y sueños.
Busco tu mirada,
desde el escenario,
sin ganas y sin ánimo de
triunfar.
Mi micrófono llora
porque quería que me vieras cantar.
Tengo tus cosas,
tus recuerdos
y las marcas de tu mirada
en mi alma.
Mi piel se eriza
cuando te sueño,
y cuando no es un sueño
las piernas me tiemblan
bajo la mesa.
Me ruge el corazón,
no entiende na’.
Te regalaría mi tiempo
pa’ que le explicaras
por qué te empeñaste en ser un muerto
en mi vida.
¿Por qué tenemos que echarnos
de menos
si sabes que teníamos solución?
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