Hoy la recuerdo,
Bella, dulce e inocente.
Envuelta en rosas,
Jazmines y laureles;
En su maravilloso pedestal
Reposa intacta como en aquellos tiempos.
Única, un gran obsequio invaluable,
Tesoro de los más valiosos,
De los que de por vida y muerte
Con uno nos hemos de llevar.
Hoy la conservo
En un sitio de mi ser muy especial.
A su lado viví un tiempo
Que sin dudas no podré, ni deseo olvidar.
Formó parte de mis días, tardes y noches;
Fue mi cielo azul,
Mis noches estrelladas,
Eternas madrugadas
Que de la mente jamás me arrancarán.
Angelito del alma,
Dulce, tierna, majestuosa;
Una mujercita inigualable,
encantadora;
Magnífico diamante.
Hoy la recuerdo con profundo afecto,
Menos, sería una falta de respeto.
Son de esas personitas
Que al conocerlas todo te parece poco
Y ellas son el encanto que endulzan la vida,
Los más difíciles momentos.
Son personitas de otro mundo,
Llegadas de otro universo,
Increíbles, hasta por instantes,
Son, sin dudas, personitas mágicas,
Únicas y que al conocerlas
Te hacen sentir la fortuna de haberlas
Hallado en tu camino,
Una de las pocas maravillas y encantos
Que tiene el estar a su lado,
Compartiendo fantásticos momentos,
Instantes que guardaré,
Para siempre,
Entre mis mejores recuerdos.
Gracias, princesita,
Por haberme obsequiado tremenda dicha.
El haberte hallado
Y con éste pobre hombrecito
Haber compartido un tiempo.
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