Bailamos sin zapatos; nuestras suelas se gastaron
de tanto caminar en la senda de alquitrán.
Al ritmo del vals , en esquinas sin almíbar,
de sueños diluidos y almas destruidas.
Brillando al ocaso; antenas de satélite, zapatos tendidos
titilan combinando el gris con tus ojitos.
Tu alma junto a la mía ; extasiante apología
ante incrédulos de un amor sin límites ni caídas.
Y no hay destino para mí más que el aroma de tu cariño
a veces opacado por el hollín de este camino.
Más que la cima de tus pechos, temblando sin parar
donde el cielo es a la vez tierra y mar.
Somos errantes seres, cambiando de hogar todos los días
con el secreto de la vida en nuestras heridas.
Buscando luz entre el abismo, llegué al fulgor de tu mirada
encontré el tesoro donde otros nunca hallaron nada.
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