Blaze! Capítulo 40

Capítulo 40 – El secreto del cerezo.

Esa patada paralizó mis piernas, no pude mantenerme en pie… los siguientes golpes no fueron ordinarios tampoco, impactaron en mi cuerpo desconectándolo de mi mente, ninguna de mis extremidades respondió a pesar de que quise contestar.

Estoy cayendo. Todo está oscuro. ¿Qué son esas voces?, ¿acaso ese que estaba volando allá era ese chiquillo que me protegió?, ¿cuál era su nombre, Robert, Norbert…? No lo sé, ¿realmente importa eso ahora?

Tengo hambre, es como si no hubiera tomado desayuno, me alimenté mucho estos días y tengo hambre, parece que hubieran pasado siglos sin ingerir alimento.

Escucho gritos. ¿Por qué debería estar disgustada? No siento nada acá, no hay razón para enojarse, es como estar durmiendo plácidamente, lejos de los problemas de la vida… Está cálido, las flamas bailan sobre mí.

Las voces se convierten en imágenes, algunas me hablan, otras las veo como si se tratase de una representación teatral, algunas están cargadas de sentimientos, sólo en unas pocas me reconozco, como si me enfrentara a mi reflejo en cristalinas aguas…

Es hora de que despiertes, B…

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Mei Ling atacó a Hóng Zhū con los cuatro talismanes a la vez, impactándola con una enorme llamarada de fuego en la espalda, incendiándola, pero las flamas se elevaron sobre ella, formando la figura de un ave fénix, desconcertando a la atacante.

¿Qué, qué es lo que sucede? –se preguntó Mei Ling, interrumpiendo su soplido, retrocediendo un paso ante el fénix, viendo cómo se elevaba al cielo, perdiéndolo de vista.

El cuerpo de la extranjera comenzó a brillar con una tenue aura ígnea, levantándose lentamente del piso, curándosele las heridas del cuerpo por completo, liberando toda su energía mágica que estuvo dormida en su interior, dándole la espalda a Mei Ling, dirigiéndose hacia Albert, curando también sus quemaduras y otras lesiones.

Albert… –dijo Blaze, despertando a su escudero, quien se percató de que su señora le recordaba, sonriendo alegremente, recibiendo un fortísimo puñetazo en el rostro—¡Si me vas a proteger, que no sea entregando tu vida, estúpido!

Sin duda alguna eres tú nuevamente –respondió el oráculo, levantándose del suelo, limpiándose el polvo de sus ropas, sin quejarse por el golpe.

Oh, sí, ahora recuerdo cuando te hiciste esa cicatriz en el brazo, debiste dejarme curártela. Acabo de darme cuenta de que faltan todas mis cosas –comentó la maga, gritando al cielo—. ¡Retrieve! Ahora me encargaré de ti, Mei Ling.

Blaze se puso a elongar frente a la asiática, mostrando una confianza sin límites, cayendo repentinamente al suelo presa de una descarga de rayos del talismán, siendo electrocutada en varias ocasiones, adoptando distintas posiciones a lo largo del ataque, volviendo a ser una humareda.

¡Ojojojojojo, resulta que también eres una hechicera, Hóng Zhū, pero sigues bajo mi control y no podrás liberarte nunca, no sin morir en el intento! –gritó Mei Ling desde una distancia segura, observando cómo se levantaba la joven lentamente, temblando por las continuas descargas.

¡Si crees que me dejaré vencer por tus papelitos, estás sobrestimando mi fortaleza y carácter! –declaró Blaze a toda voz, tomando el talismán de su espalda con ambas manos, tirándolo con todas sus fuerzas, siendo electrocutada nuevamente.

Blaze tiró el amuleto con ambas manos, recibiendo descargas cada vez más fuertes, marcándose todos los músculos de su cuerpo, contorsionándose completamente, pero sin llegar a caer, apretando los dientes y frunciendo el ceño, incinerando el papel con una flama que se encendió sobre la piel de sus dedos, sin ayuda de su magia, dejando de convulsionar por los rayos al consumirse por completo el talismán.

Esta es la última vez que sanaré una herida que me hagas, Mei Ling, ya no me podrás dañar –musitó Blaze mientras su cuerpo volvía a su estado original, regenerándose las quemaduras eléctricas y dejando de expeler vaho negro desde su boca.

Albert estaba sorprendido por el aguante de Blaze, erizándosele los cabellos por la horrorosa escena presenciada, mordiéndose una mano inadvertidamente, vertiendo su sangre sin querer. Desde el cielo comenzaron a llegar las pertenencias de la hechicera, quien las atajó con sus manos, vistiéndose como de costumbre, quedando lista para el combate.

¿Eso fue el retrieve que gritaste? –consultó Albert, maravillado por el hechizo de su señora.

Tienes razón, todas mis cosas están hechizadas, nada se puede extraviar ni caer en manos ajenas, siempre vuelven a mí cuando las llamo. Lindo, ¿cierto? –respondió Blaze, ajustando su capa, dejando libre las hombreras de su armadura—. Que extraño es verte con vello en la cara, es como que te hubieras pegado pelo de animales para parecer más adulto.

Albert se agarró el rostro, tirándose los pelitos con sus dedos, sonrojándose, mientras que Blaze procedió a mirar fijamente a su contrincante.

¿Seguimos? –preguntó Blaze a Mei Ling, alistándose.

Blaze cargó una Fire Ball en su mano derecha, lanzándola rápidamente a su contrincante, quien la esquivó con dificultad, avanzando hacia la maga extranjera, prefiriendo el combate cuerpo a cuerpo, evitando ser objeto de los hechizos de Hóng Zhū.

Eres veloz, Hóng Zhū –destacó Mei Ling, golpeando a Blaze con sus mejores técnicas, pero la hechicera fue capaz de defenderse esta vez, respondiendo la ofensiva con sus propios golpes.

Es Blaze, mi nombre es Blaze, ¡grábatelo de una buena vez! –gritó la maga, desenvainando su espada con un corte circular dirigido al centro del torso de Mei Ling, siendo esquivado por esta, dando varias volteretas hacia atrás, sacando talismanes de sus mangas, los que fueron inmediatamente incinerados por Blaze con pequeñas y casi imperceptibles Fire Balls lanzadas por sus dedos.

Te llamaré Blaze, Hóng Zhū, te lo has ganado por liberarte de mi talismán, eres la única persona en este mundo que lo ha logrado –respondió Mei Ling, haciendo sonreír a la maga foránea.

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Joseph fue golpeado por los adolescentes, quedando botado, sangrando y llorando, arrastrándose por el piso, implorando por poder volver a utilizar los grandiosos poderes que rato atrás poseía.

Se arrepentirán de esto, se los aseguro –dijo Joseph a los jóvenes, los que se rieron de la amenaza, abandonando el lugar, bromeando por lo sucedido.

Bhasenomot seguía hundido en su pesadilla eterna, aunque ya no sentía que sus poderes fuesen drenados, escuchando la voz de la sombra susurrándole al oído.

Es hora de que despiertes, Bhasenomot –ordenó la sombra, despertando al demonio.

El cuerpo de Joseph se incorporó contra su voluntad, rompiendo su espalda en dos, expulsando de su boca un líquido oscuro, espeso y relampagueante, el cual se elevó al cielo y cayó sobre él, cerrándose como unas feroces fauces, destrozándolo con rápidas dentelladas, bañando el suelo con restos de su sangre.

Co… corran… ¡corran! –dijo uno de los jóvenes tartamudeando al ver como Joseph era consumido por el fluido dentado, pero no alcanzaron a avanzar más de dos pasos, siendo engullidos también por Bhasenomot.

Ahora debes volver a tus funciones, demonio –ordenó la sombra, observando la situación desde su dimensión personal—, aunque ahora te haré unos cambios. No volverás a contrariarme después de esto, estás advertido.

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Albert se quedó presenciando la pelea de Blaze y Mei Ling, sentándose en una plana piedra, notando como su señora poco a poco presionaba a la mujer local, haciéndola retroceder con sus ataques.

Ya no eres tan poderosa, Mei Ling, pero me sorprende que aún no se te acaben tus malditos talismanes, tienes algunos hechizos interesantes ahí guardados –comentó Blaze, lanzando un corte de su espada, siendo bloqueada por el arma que la oriental pidió a uno de sus soldados para poder atacar desde lejos—. ¿Cómo se llama esa espada de mango largo?

Mei Ling no entendió ninguna de las palabras de la hechicera extranjera, apoyando su arma en el terreno, ordenando los mechones de su cabello que le tapaban el rostro, poniéndose en guardia nuevamente. Blaze se levantó la camisa y apuntó el talismán que aún colgaba de su vientre, pidiéndole uno a Mei Ling con señas, recibiendo uno desde lejos, como si le hubiera lanzado un dardo afilado, atajando el papel con los dedos.

Espera, deja revisar esto. Mmmm, creo que si… Si escribo esto con mi polvoriento sudor y le pongo un poco de poder, debería… toma, pruébalo –dijo Blaze, devolviéndole el talismán a Mei Ling, quien lo revisó acuciosamente, pegándoselo en su muñeca izquierda—. ¿Me entiendes ahora?

Sí, aprendes rápido, Blaze –respondió Mei Ling con roña, respirando profundamente, descansando para recuperarse y continuar con la batalla.

¿Cómo se llama esa arma? –volvió a preguntar la maga de fuego.

¿Qué?, ¿realmente importa eso ahora? Es una maldita Naginata, un arma común, sigue peleando, quiero terminar con esto –espetó Mei Ling, alterada por la desubicada pregunta, apuntando a Blaze con el filo de su armamento.

Claro que no es importante, pero debes darte cuenta de lo que está pasando aquí. Si bien no me encuentro en mi máximo potencial, léase “estoy cansada”, no tengo nada de daño en mi cuerpo, en cambio tú estás desgastada y golpeada… –comentó Blaze, guardando su espada, adoptando una pose más relajada— deberías abandonar esta pelea.

¿Preocupándote de la salud de tu contrincante? Mejor deberías preocuparte de tu pequeño amiguito de allá –dijo Mei Ling, arrojando un amuleto a Albert, pegándosele en la frente, contrayéndosele el cuerpo, como si una gran presión lo aplastara desde fuera, marcándosele todas las venas del cuerpo, tiñéndose estas de color negro, mientras que de sus ojos se borraron completamente sus iris, quedando inmensamente blancos.

¡Albert! –gritó Blaze mirando a su escudero, abalanzándose sobre Mei Ling, golpeándola fuertemente con sus puños envueltos en flamas, rompiendo su fino ropaje, machacándole el rostro—. ¿Qué le hiciste? Dime, ¡¿qué mierda fue lo que le hiciste?!

Blaze desenvainó su espada, pinchándole el cuello con la punta de esta, haciéndola sangrar un fino hilo de su rojo fluido oriental.

Veneno, el chico está acabado –respondió Mei Ling, limpiándose la sangre de la comisura de su boca, alejando un poco su cuello de la espada, mientras que Blaze apuntó en dirección de su escudero con su mano abierta.

¡Poison Purge and Regeneration! –gritó Blaze, salvando nuevamente a Albert, quien se quitó el mismo el talismán desde su frente, viendo como el veneno aglutinado caía cerca de sus pies, convertido en una pequeña bola de color violeta.

Blaze no giró para cerciorase de que Albert estuviera bien, mirando con odio a Mei Ling por lo que le hizo al muchacho, observando su piel desnuda entre sus rasgadas vestiduras, descubriendo el secreto de la mujer de los talismanes, cerca de un tatuaje de una flor de cerezo, pero fue sacada de tal asombro por las inesperadas palabras de su escudero, algo que nunca pensó en llegar a escuchar.

Blaze… mira todo lo que ha hecho a estas personas y a nosotros, es imperdonable, debes matar… –dijo Albert, interrumpiéndose antes de terminar la frase al darse cuenta del rostro de incredulidad con el que su señora lo estaba mirando— …la.

¿Qué acabas de decir, Albert? –preguntó Blaze, conmocionada, dejando caer su espada.

Bueno, yo… es que… no… –tartamudeó Albert, entendiendo mal, pensando que Blaze se había enojado con él por decirle lo que debía hacer.

Mei Ling no entendía lo que estaba pasando, solamente se atinó a cubrirse con sus rasgadas y quemadas ropas, asumiendo su derrota frente a Blaze, acurrucándose.

Desconozco lo que te ha pasado en este último tiempo, pero ya hablaremos luego de esto, tú no eres así –reprochó Blaze a Albert, avergonzándolo por sus palabras, levantando y tomando de un brazo a Mei Ling, bajando los tres de la ladera de la montaña.

No sé si tus subordinados conozcan tu secreto, pero no te expondré ante ellos, solamente te pediré que liberes a los esclavos que tienes en las minas y los dejes escapar sin persecuciones posteriores, sólo con eso me daré por satisfecha –murmuró Blaze a Mei Ling, atando los brazos de la mujer por detrás con un jirón de su desgarrada ropa, evitando ser escuchada por Albert.

Mei Ling escuchó las palabras en silencio, cabizbaja, sin emitir su respuesta, caminando hacia donde se encontraban apostados sus guardias, que esperaban sus órdenes para saber qué hacer.

¡Mei Ling ha sido vencida!, ¿Cuál será su respuesta a la petición de Blaze?, ¿cuál es el secreto de la mujer talismán?, ¿cómo justificará Albert su sangrienta y mortal petición? Esto y mucho más en el próximo capítulo de BLAZE!

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