Mi abuelo y su pipa.

Mi abuelo y su pipa.

Anacleto.

12/11/2018

Mi abuelo y su pipa.

Yo fumaba en pipa, eso me caracterizaba,eso me distinguía; de pequeño se la robe a mi abuelo, siempre me apasionaba ver como delicadamente cultivaba su propio tabaco,lo secaba, lo preparaba lentamente,todo con calma,despacito, hasta que al final estaba listo,y lo apilaba en su pipa, larga y hermosa pipa,tallada por los mejores carpinteros del cincuenta y tres,en la base tenia perfilada la silueta de un caballo que galopaba en medio del mar y el viento, y su cánula cambia de color según la disposición del sol, para mi era lo mas hermoso, el abuelo y su pipa, pero eso no es todo, el éxtasis del relato apenas comienza, cada vez que mi abuelo se emprendía en los aprietos de fumar, yo trataba con ansias de presenciar el acto, de ser participe de evento tan importante, y él empezaba, encendía un fosforo y era como si encendiera el fuego de la vida, lo acercaba con cuidado, sin afanes, hasta que las primeras siluetas de humo emergían frágilmente como una mujer que se despierta de un sueño profundo, como un cielo despejado que da paso a una mañana de antaño, los humos de humo crecían, tomaban forma y rapidez en poco tiempo, se volvían densos, voluminosos, imparables, él sabia cuando era el momento de empezar con mas fuerza, era hay donde se mezclaba arte y humo, magia y tabaco,empezaba con formas distorsionadas de circunferencias que se elevaban en la atmósfera, ligeras y livianas hasta desvanecer en el tiempo, cada vez salían con mejor nitidez hasta lograr la perfección, y círculos de todos los tamaños se elevaban y perdían en el jardín, se perdían en el sol, se perdían en las nubes, se perdían sigilosos como sombras blancas en el atardecer, mi abuelo nunca hablaba cuando fumaba, el comprendía que es un arte que merece respeto y concentración, pasaban una o dos horas y la función acababa, él no me determinaba,pero sabia cuanto me interesaba, él y su pipa, que para mi, a la edad que tenia, era como una cosa de otro mundo, yo me dormía con el recuerdo del sol desplegando sus rayos cansados, bañando todo de un amarillo opaco, todo en calma, acompañando a mi abuelo que cuidadosamente se mecía en su silla y la magia comenzaba, crecí con ese sueño gran parte de mi infancia; pero cuando tenia siete, algo relevante aconteció, mi madre tomo la drástica decisión de cambiarnos de condado, otro pueblo se convertiría en nuestro hogar, fue una de las noticias mas devastadoras que recibí, pues mi abuelo y su magia se desvanecerían debido a la distancia, odiaba tener que partir, así que asistí al ultimo espectáculo, fue inolvidable, cada cosa salio perfecta, exquisitas visiones contemplaron mis ojos aquel día, pero al final, cuando todo acabo,mi abuelo dejo la pipa en su asiento, no se por que, jamas dejaba que nadie tocara su instrumento, cuidaba de ella mas que de si mimo, pero ese día algo paso y él la olvido, no se si fue casualidad o un acción con propósito.él la dejo hay, dejo su pipa, solitaria e indefensa, y no se como paso pero un deseo impulsivo se apodero en mis pensamientos, una tentación punzante,encarnada en mis sienes dio paso a un desesperación infernal, algo dentro de mi gritaba, tómala, toma la pipa y vete, y así fue, la tome con nerviosismo y rapidez al mismo tiempo y escondí en mi boina y partí sin decir adiós.

Al día siguiente tomamos rumbo hacia nuestro nuevo destino, fueron doce largas horas de un viaje agotador y fatigoso, pensaba bastante en aconteció el día anterior, pero el ajetreo de la mudanza me tenia la mente algo ocupada, apenas llegamos y empezamos a desempacar nuestras pertenencias en nuestra nueva casa, no llego una noticia lúgubre,sombría y aterradora; mi abuelo estaba muerto.

Falleció en su silla la tarde del mismo día en que partimos, sin ningún motivo claro,no estaba enfermo ni manifestó alguna irregularidad durante el día, solo relatan que al momento de la tarde cuando por costumbre se disponía a fumar, se sentó en su sillón mirando el cielo, y una nostalgia marginal invadió sus sentimientos, dicen que para los últimos rayos de sol el ya no estaba con vida, lo encontraron sumergido en sueño profundo del cual jamas despertó,la noticia me traspaso el corazón y me sentí de lo peor, era yo el responsable de aquel crimen, era yo quien se involucro en asuntos mas allá de mi entendimiento, fui yo quien corto el vinculo de mi abuelo con la vida y la magia. No sabia que hacer, regresamos la misma noche, todo fue llantos y rezos, el negro cubría el cielo y a la gente y una tristeza como manto invisible cobijaba a todos quienes gozaron de su existencia; cuando llego el momento de su entierro, un olor a tabaco inundo el cementerio y sol con sus cansados rayos despegaba hilos de vapor de la tierra mojada, una despedida discreta para quien por mucho tiempo lleno las tardes; tuve deseos de entregarle su tan amado instrumento, de pesarla en su tumba y destruir el vinculo que ellos formaban, sabia que él y su pipa eran uno solo y siempre lo serán, pero algo no me dejo, unas ganas de conservar aquel artefacto fueron los responsables de que hubiera hecho lo que tal vez era lo correcto.

Crecí con el pasar del tiempo, y nuca nadie supo de mi cruel secreto; ahora soy un hombre y en mis manos reposa en estos momentos el tesoro de mi abuelo, abecés siento que cuando lo toco estoy de cierto modo sintiendo nuevamente su presencia, su fragancia y su magia y un cielo implacable de pensamientos se despliega en una lluvia de recuerdos, aquí esta, en mis manos la tengo, el vinculo solmene entre lo vivo y lo muerto.

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