Día uno – mi esperanza.

Diferente en ver como tú lo haces, después de ese día realmente podíamos volver a tener el mismo pensamiento el no conocernos de nuevo.

Día dos – desvelo más de media noche.

Figuro a la persona que debería estar conmigo ahora, solo que recordándolo bien sabía que tenía que hacer la figura de alguien más en mi cama o sentarme en la orilla de ella, para sentir como tus brazos recorrían mis hombros.

Día tres – Humo del corazón.

Vicios de los cuales juramos protegernos, en la perfección de lo nuestro, buscarlos ahora no tenía sentido si no era el hombre de tu vida.

Día cuatro – archiva mi recuerdo.

No te puedo pintar sobre una pared de clavos, eres difícil como ella, sobre toda memoria de mi para ti.

Día cinco – Pantera más negra.

Recuerdo la lujuria y el deseo carnal envolviéndome en las últimas veces y recordé que eras tú tratando de destruir a tu persona favorita (yo) ya que no supiste continuar.

Día seis – te prometí, te prometeré.

En nuestros encuentros mutuos, quisimos salvar la respuesta a nuestra desidiosa promesa y sé que te prometí más que esto, solo que no podemos relajar el inicio del término.

Día siete – Hoy contigo, mañana tal vez…

Veo a gente muy feliz, un ejemplo de suerte en la vida, de que es algo sencillo querer y amar, cicatrice tus penas y tu bebiste mis lágrimas, se lo que das, y ahora nos bloqueamos sin esperar esto de los dos.

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