Oh padre deja que me entregue al arte, deja que me tome y me despoje de toda cordura
Deja que brutalmente me desmiembre hasta olvidar mi forma,
Que mi vida se pierda entre libros maltrechos y bohemios deslumbrantes,
Entre cerros porteños y putrefactos mares,
Que ni mis huellas sempiternas queden plasmadas en el tiempo,
Deja oh padre que la luz inunde en noches azabaches mi cuerpo
Y cuando al fin mi ser sea solo despojos de un hombre noble pisoteado en la acera,
Que la poesía sea divina y como el más diestro de los laceros
Me lleve hasta su diestra, me reconstruya cual lutier y en mí se creen mágicos sonetos
Que la sangre brote de los dedos creando bellas obras
Que el obrero solo sea la mejor inspiración, un vino en la madrugada
Una hembra y el despecho,un laúd y su instrumento,
La vida estallando en la cara y cuando al fin ocurra, cuando al fin me disponga
La poesía y yo solo un ser, hibrido de pasión, vorágine insaciable.
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