LA TORMENTA
De forma obsesiva
te busco.
Tras la vetusta ventana
del nido de alcoba
mis ojos miran, sin ver
mientras mi otro yo
-el que niega el espejismo-
dibuja tu figura
que vuelve,
por ese sendero lloroso
que te vio partir.
Cambia el viento.
Y, la lluvia desafía
el letargo de mi ser,
golpeando con violencia
los empobrecidos cristales
por los que,
lágrimas del cielo resbalan
mofándose del sentir
de mi dolor.
Suenan las tripas del canalón
con el fluir del agua.
Una vez más, el gorrión
se quedará sin nido.
No escarmienta, como yo.
Volvió a sorprendernos
la tormenta.
Mas… no tardará en escampar
lucirá de nuevo el sol.
Seré de nuevo, polilla
buscando la luz y el calor.
Y aun a riesgo de quemarme
construiré un nuevo nido.
¡ No se vivir sin amor!
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