EL SUEÑO DEL CUERVO

Había una vez un cuervo que soñaba con encontrar a la mazorca más tierna, resistente y grande, pues quería que lo acompañara en su travesía diaria. En el lugar en donde vivía nunca salía el sol y las plantas estaban cubiertas por un muzgo negro y grisaseo, por esta razón era muy dificil de realizar dicho sueño.

El cuervo despertaba muy temprano todos los días y salía a volar esas oscuras mañanas, amaba ver las montañas húmedas y solitarias, no entendía cómo un animal como él seguía con vida en ese lugar. Le gustaba cantar unos versos y aunque sabía que nadie los entendía, gozaba haciendolo y le devolvían la esperanza;

«El masaje suave y amigable me recuerda,

que no soy una triste leyenda

apenas puedo respirar

pero eso no me impide volar,

es más, me motiva a luchar»

Un día mientras cantaba y volaba sintió un golpe en el pecho y cayó, su dolor fue tan intenso que por un momento vio colores en el aire, al llegar al piso pudo reconocer una figura realmente larga que se acercaba, era una mata de maíz reseca, y perdió el conocimimiento. Ella preocupada lo levantó y lo llevó a su refugio, estaba tan asustada ya que no sabía que comían los cuervos, le dió el agua que recogió del muzgo sesante, el cual era el encargado de mantener la humedad en las montañas. Poco a poco el cuervo fue mejorando hasta que abrió los ojos y la vió.

Su sorpresa no fue para menos, era lo más cercano a su sueño, aunque estaba desgastada por la realidad, y no tenía frutos a la vista, se conformó felizmente con conocerla. Ella le mostró su refugio con timidez, luego le mostró los lugares que frecuentaba, lo que comía y… lo que creaba, tenía un jardín de hiedras venenosas infestadas de hongos, con las cuales había formado figuras algo parecidas a ella. Él agradecido por la apertura de su nueva amiga le cantó su canción. Se dedicaron días enteros a compartir lo que cada uno era, hasta que…

Llegó la primavera, las montañas seguían oscuras y húmedas, pero las plantas a pesar del tiempo daban sus frutos y la mata de maiz efectivamente empezó a darlos, el cuervo se enloqueció, su sueño estaba a unos metros de sus ojos.

Esa mañana ella le confesó al cuervo porqué lo había golpeado, ella quería conocer el significado de su canción, pues cuando la escuchaba le brindaba colores brillantes. Él aprovechó para hablarle de su sueño con la esperanza de que ella le cediera una de sus mazoras, pero esa conversación lo dejó abrumado, ya que la mata de maíz le comentó que ella debía dejar que las mazorcas se pudrieran antes de caerse porque si las quitaba antes ella podía morir.

Era la 1 de la mañana del siguiente día de aquella conversación y el cuervo miraba la luna pensativo, su debate interno estaba entre conservar esa bella amistad o cumplir su sueño, estaba cegado por un sueño planteado tan especificamente que no notó que las dos cosas eran lo mismo. A las 3 de la mañana se decidió y a las 4 la mazorca se desplomó en su jardín. Fin.

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