SOBRE LO QUE NADIE QUIERE HABLAR

Lo sucedido siempre habla por nosotros, lo que dijimos no , desaparecio , aveces hay que intervenir sin opinar , y despues decidir de que lado estar .Tambien pienso que debemos hablar de lo que no nos gusta hablar .Estoy involucrándome siempre caigo en lo mismo de siempre, aveces me equivoco y debe ser que en esos momentos no presto atencion , tengo siempre mil explicaciones , pero siempre caigo en que cada cual ve y siente de un modo diferente , mientras cada uno sigue asi tapandose la cara , el tiempo al final pasa y no sirve para nada .En tiempos de hoy, donde es más fácil tener la cabeza hacia abajo, mirando el celular, que sosteniendo la mirada de frente, para conversar con alguien, ¿Cómo se encuentra sinceridad en las palabras?Y a propósito de la desconfianza, a propósito del abuso, a propósito de las tantas mujeres y hombres agredidos física y verbalmente. A propósito de tanta injusticia. A propósito de tanto excremento humano.Quiero escribir, por esos que callaron mucho o que ya no desean seguir gritando.Soy mujer, soy hija, soy hermana, soy Madre… Y creo firmemente que hay hombres íntegros; que hay Padres valerosos, hijos respetuosos, que la escoria que camina por ahí, tal vez sin género específico, es más bien un corazón podrido, mente retorcida y mucha cobardía, no tiene sexo ni credo. La censura existe, está en todas partes, impregnando la sociedad y acotándola entre las paredes invisibles de la moral de unos pocos . Porque, al parecer lo que está bien está bien y es como debe ser. Y, de lo otro… lo otro mejor callárselo, porque hay cosas de las que no se habla.PERO TAMPOCO ESTAMOS TAN MAL ¿Qué es renunciar a la risa cuando todavía hay países que no dejan amar? ¡Nosotros estamos mucho mejor! CONSEJO El silencio es amplio y sugerente ,ASI QUE HABLE palabras que produzcan cosas positivas; y para eso, primero piense; no hable sin pensar; porque si habla sin pensar, entonces no estará haciendo de la manera correcta. Es importante tener siempre presente las consecuencias de nuestras palabras