Gracias,
me enseñaste que el dolor es necesario pero insuficiente,
siempre dos amantes con sueños locos e incoherentes,
cansados de utopías falsas, un poco de esperanza.

Ahora lo sé,
eres quien salva pero no se queda.
Mirar tus ojos siempre fue un tango,
me enseñaste a caer antes que a volar,
a arder pero frenar si es necesario,
sanas mi dolor y lo agradezco,
no hiciste lo mejor para ti, pero si para mí,
gracias por acabar con todo sin pretextos.

Nunca supe querer,
no lo necesitaba
hice lo que me dio la gana,
nunca parte del ganado,
siempre sonrio cuando quiero,
allá fuera me quieren solo por mis dramas,
porque yo soy quien escribe y se los traga,
ellos viven solo su vida soñada,
tú que me conoces diles que hago aquí.

Recuerdo nuestra segunda primavera
por el esplendor de tu mirada,
aunque parecía otoño por la caida de las hojas
o por como mi amor se seco a la espera del tuyo.

Ya no lo necesito,
no existe más peso que aligerar,
el globo tocará fondo, mis recuerdos los necesitó.

Que se joda el molde,
exterminas mi dolor pero asesinas mi inspiración,
alegría para todos, menos para quien se queda,
un poema escrito en reversa.

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