Da la impresión de que cuando se vislumbra la posibilidad de un vínculo ellos se imaginan una cadena, ya sea para encadenar o ser encadenado, veo en sus caras el terror… y el error.

Cuanta pobreza de no conocer otra cosa.

Más de uno anda suelto como un animal herido.

¿Los has visto?

Amarrados de por vida, dominados; lo ansían, lo esperan, el momento de atacar, de someter, de destruir.

Miran sus destrozos y así lamen sus heridas, observan las cicatrices de sus grilletes y sonríen.

Dicen lo siento, y parpadean; lo dicen para sí mismos.

Y entonces te pregunto, ¿los has visto?, ¿realmente los has visto?

Visten de seda y de jade para impresionar, también se impregnan con incienso y se cubren con rosas para ocultarse.

Se agrandan ante el teatro, ante las luces, como si no lo supieran; pero lo saben, lo único que crece en ellos es su sombra.

Y desde esta ellos esperan, yacen rotos, derruidos, y esperan derruir, esperan destruir.

Son como una marea, teñida con sangre, son como un cielo, ennegrecido por la tormenta; ellos esperan el rayo.

Animales que no quieren ser animales; animales heridos por aquello que son.

Todos somos animales, algunos son perros, otros son gatos, muchos son simples peces.

Pero tú que eres tan joven, todavía no sabes eso que eres.

He visto el dolor en ti, he visto tus heridas; quemaduras.

En el incendio te sumergiste, de entre las cenizas te levantaste, bañada por el sol y el fuego, y por esto ellos piensan que has venido a quemarlos… no se equivocan.

Ah, La estrella roja se anuncia en el cielo, y tú traes el fuego, mas no son tus llamas las que han de iniciar el incendio, sino su rayo.

Trascendido, fragmento.

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