Noche mojada en primavera, con la tinta violeta en mi boca.

¿Cuantos roces hacen falta para que la piel guarde memoria?

Lo averigüe…

Depende las manos.

Depende el sabor.

Depende la piel.

Depende como mire antes, durante y después.

Después pues!…

El vino recorre mis venas.

Mis manos recorren su ser.

El sabor se pierde en su boca.

Y la piel ya no es mia,

es de él.

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