Antología frenética P

Antología frenética P

Ivelios_Tristán

29/09/2018

I
Otro poema sin nombre.

Un camino entre la maleza
Pues donde el hombre pisa
No crecen los arboles
Ni las flores
Ni cantan los pájaros
Pues el hombre donde pisa
Sólo deja sin sabores.

Y por eso hay que avanzar flotando.

II

Tristeza,

Perdón si sueno negativo,
Que me cansé de mentirme.

Y aunque llegue hasta cansino,
También puedo divertirme,
Yo no amarro ni anclo,
ni sesgo ni tampoco pido.

Y tal vez ese sea mi problema,
que todos quieren alguien suyo,
y yo sólo soy mío.

III

Como abejas.

Somos como abejas,
Que son como estrellas,
Una sola puede ser un sol,
Pero sólo entre todas hacen miel

Somos como abejas,
Aunque la reina no esté en el panal
Sino en el sabor aquel.

Somos como abejas,
Volamos por el firmamento,
Aunque científicamente no deberíamos,
Violamos toda norma con nuestro vuelo,
Y es así como ayudamos también si podemos.

La tierra está en deuda
Y no nos importa cobrar
En experiencias y sonrisas
¡Así que vamos a volar!

IV

Yo soy el cariño que pocas lujuriosas sabrían tener.

Pobres mal aventuradas que sólo poseen cuerpo,
a menos que de verdad sepan usarlo, aléjense de mí.

Un Genio del bosque, negro, verde y baldío,
con el objetivo en tu vestido
y los ojos en los labios de otra morena,
que no me cree, que le puedo querer.

Mas por perdido que por genio,
dedicado a cumplir deseos
que son de todas formas el mío.

V

¿Qué de mi destino será?

Ronda a la bestia pregunta inquieta
ahora.
Ahora,si pudiera escribirlo
ojalá en la pasta de una
olvidada libreta.

¿Qué sería de mi destino?
si contestara esa llamada
ese día,
sí hubiese sido otra vía,
Estuviese tomando otro camino.

La mano sola lega letras,
de mármol les decoro.
Del sino y del rumbo que ignoro
¿mi destino, será y, qué?,
atormentó el psique,
ésta víspera perturbante.

sonoro cauce de río abajo
trinos de pájaro
fraterno calor tiene cabida ,
más lento sol del éste
¿este valle es la vida
donde siempre estaré?

Si en cenizas de dioses adivino
no diré que la muerte,
ni de su sombra radiante
el peligro avisaré.

Sangrando este invierno
decanto el amor ,ya he habitado la
primavera violeta.
Estaré en Medellín, o
En el púrpura Forster Street cuando
entienda.

¿Qué alfombras
a merced?
¡Oh, sed de sombra!
Extraño abrazo das.

VI

Deje así.

Ni muy muy
Ni tan tan,
Tanto tango mató,
Tanto té llenó,
Tanto tinto de los arboles
Tanta gente de la tierra
Y tanto idiota sin saber que hacer.

Tanto es todo
Que tal me veo
Siento tanto,
Me siento nada,
Sintiendo, como un tonto.

VII

penas el agua de un clavel
Y nos creemos matera.

Siendo ya lo más hermoso
Queremos ser lo que retiene
Lo que «ayuda»,
Sólo para que nosotros veamos.

Cuando estamos ciegos
De tanto fluir.

así que nadie puede culpar
Por lo mismo todos sufrimos
Por no saber como alimentar,
Siendo todo lo que necesitan,
Y sin saber cómo ha-serlo.

VIII

El fuego, la ceniza, la mecha, el calor
Los ojos, la lente, el vidrio,
El aire, las baldosas, la suciedad
El dedo que accionó, encendió y apagó.

Todo eso, y tú quien lees.

Todo eso es lo mismo,
Todos somos parte de lo mismo.

«literal» o metafóricamente…
Todos somos energía retenida,
Y en movimiento.

VIV

Aveces la belleza es tal
Que se obvia
Porque de mostrarse
Se dañaría.

Respiro sal y suicidio
Para expirar alegría.

Feliz noche…
Noche es feliz siempre.
Porque la oscuridad no es eterna.

X

– Un día sin escribir es un día perdido –

Como un día sin ver el brillo de tus ojos
O una noche solitaria sin recordarte entre almohadas
O Cada segundo maldito segundo sin tenerla de nuevo,
Y gracias a eso vivo en propio despojo y muero en mí.

La extraño, maldita sea,
Como a mirar la luna
O a dormir cerca a una hoguera
Créeme, la extraño, seas quien seas.

Te digo, lector.

Humo, para meter muerte y sacar tristeza.
Ella, para echarle toques de sentido a la vida.
Yo, para vivirla con ella y sentirla,
Y nosotros, para escalar a la grandeza.

A fuego lento y en humedad.
Para el amor más grande es la receta.

A ti quien me escuchas resonar en silencio,
una feliz noche, pues,
Esta como todas fueron echas para ti.
Para que la oscuridad goce libremente,
Y para que seas atravesado por ella.

Más allá de las estrellas hay una musa
Y todas.

Más allá incluso, dicen que cocinan sus besos,
Perfectamente.

Vuelve con ellas pues de allá vienes,
Y tráeme algo bonito,
Para compartir con un café.

Te cuento, lector.
Qué:
«Es aquí a donde viajas»,
Me dijo un loco en un parque.

Y desde eso espero la muerte…
Para poder volver a verla.

Y caminar juntos, como nos puso la vida
Vida misma que nos separa.
Yendo en el mismo camino…

Así que nada tiene sentido
Sino cuando la busco,
Ahora mismo iré a la cama
Su rostro ya me llama desde la oscuridad
Y aviva los fatuos fuegos del bosque
Su recuerdo brilla, lector
Como las estrellas…

No puedo perdela,
Me voy.

XI

Repetiré la palabra resistir,
Hasta que me la tatue en el cerebro
Repetiré hasta hacerme maestro
Resistir al abatimiento
O avanzar contra el viento
Es resistencia también el movimiento
La quietud hizo al buda
Y la guerra me hizo a mí.

No me rendiré,
Pues temes o eres temido
No me rendiré,
Ni me quedaré escondido.

Mi longevidad es mía
Y de providencia la mayor parte.

XII

¿Tener?
Qué hay que tener
Si nada nos pertenece
¿Tener? – le pregunto de nuevo –
Tengase usted y tenga también cuidado

Si quiere tener algo,
Tenga felicidad, que no se obtiene
Tenga lucidez en sus palabras
No se deje perder.

Pero, ¿Tener?
Uno no tiene nada,
Si tiene orgullo,
Todo lo tiene a uno
Y hay honor en ello
Uno lo tiene todo
Sí, con sensatez
Cuando sabe que todo
Es uno.

Y uno no se puede tener
Uno puede querer
Puede ser, incluso poder.
Puede negar si quiere.

Tenga música en su centro
Porque así no la tiene.
Sino que es.

No sea reflejos
Encuéntrese desde ellos
El extremismo es estupidez
Y eso tenía ganas de decirlo.

Que rico ya no tener.

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