Viernes por la mañana,
A solas, sentado
En el comedor de una casa.
A solas con mis recuerdos,
Con mi corazón, con mi alma.
Veintiuno de Septiembre
Por la mañana inmovil,
En medio de la sala,
Oyendo esas melodías
Que en lo más profundo
Traigo desde siempre,
En mi alojadas.
Viernes, semana larga.
Días interminables,
Horas que no se marchan,
Sueños que aún hoy
Llevo para mi solo,
Escondidos bajo las almohadas.
La primavera asoma,
El sol radiante se cuela
Por el ventanal
Que al jardin me lo expone
Cómo si fuese un mural,
Únicamente para el deleite
De mi pérdida mirada.
A solas, sentado veo a mis lados;
Cómo en busca de algo
Aún cuando a los ojos
Tenga todo lo que necesitará.
Busco eso que no logró encontrar;
Al horizonte del mañana
Simplemente me quedo observando,
Aguardando hallar lo que no tengo,
Eso que no sé que me falta.
Un suspiro se me escapa,
Uno que me demuestra
Que hay algo que precisa
Mi mente, mi corazón, toda mi alma.
Siento un vacio que no
Puedo llenar con nada.
Percibo que no estoy completo;
Algo me hace creer
Y experimentar una carencia que no logró explicarla;
Al menos, con palabras.
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