Poemas universalmente desvariantes

Poemas universalmente desvariantes

Ivelios_Tristán

13/09/2018

I

Escucho apenas una suave música
Me siento acompañado por el silencio
en pleno medio de la selva
y como acompañado por luciérnagas.

Apenas y acojo su vuelo en soslayos
esa palabra me recuerda a un viejo amigo
y que de soslayo he visto cosas más hermosas
que con cualquier atenta mirada,
aunque otra cosa es dejarse impresionar
admirar y entregarse a una vista hermosa
por ejemplo,
una montaña a lo lejos,
el cielo tras ella,
un pájaro,
ella.

II

¿Para dónde vas?
como si interrumpiera un caballo furioso
como si el amor fuera detenido de brusco
como si el motor hubiera sido violentado
como si ella se fuese de nuevo.

como que nunca estuvo
como la sombra de un río,
como una lluvia de humo
como un higo sabor del viento

Agua que nunca corrió y traquea
cuerpo que no se movió y se fue
calor que se va y vuelve sin sentido.

Al final no me puedo quitar las gafas.

como si de todas formas pudiera entender algo de lo que veo.

III

Certeza lejana, es quererte
Nuevas piernas, tan inquietas
Viejas pieles, verde oliva.

Nuevos aires para nuestro amor,
Olor cigarrillo y a café quemado,
Recordándote y luchando contra tiempo.

Sin conectores, conectados nosotros.

Con ella, medio tinto y buenos días
Medias veladas, recuerdo de picardía roja
Visas negadas en fronteras aliadas.

Viajes imposibles, versos intranscribibles
Horizontes inalcanzables, mujer de negro.
Y yo aquí, viendo como todo pasa.

Excepto lo que busco, a ti.

IIII

Carta a ella.

Déjame contarte que mis manos se vanaglorian a cada oportunidad, por haberte acariciado.
Mientras, mis labios alardean de la más grande hazaña al haberte besado.

Poesía y yo conspiramos para poderte dejar algo más que un recuerdo en forma de caricia esta noche, y es proeza poderte recordar sin perderme en tal hermosura y poder estar contigo sin fundirme en tanta luz.
– me digo – por no quedarme atrás.

A ti, éxtasis de cabellos en llamas rojizas, como yo al verla, le dedico unas letras por no poder más.

PD: Los de la gloria son los ojos, mujer, poder ver su sonrisa no es cualquier cosa.

V

Al linde del bosque,
En el borde de un lago
en el que se puede nadar,
pues ahí el vacío es denso
Y el aire contradictorio
Ahí las sombras escuchan y ven.

Fuera de aquel lago,
Hablan y sienten,
Dentro de aquel bosque
Las sombras se pierden
Y la naturaleza es una sola.

Sigo entre los arboles a pie
Y encuentro una ninfa morena,
En sus ojos toda mi adicción,
En sus labios la única cura.

A lo lejos un río nos maldice,
Dice que nuestra mirada es cósmica,
Luz que va más rápido que la luz
Atraviesa las almas en rugidos somnolientos
Como si nada, en un beso inexistente.

Por eso el río nos maldice
Por divergentes y amantes
Por locos y exentos de toda locura
Por nosotros, tan lejos.

Me sumerjo en sus labios
Muero en ellos.

Pido consejo a la muerte,
Y sólo me dice que preste atención.

VI

Ecos de un pasado cercano.

Ecos que me alivian,
Porque el sonido fuiste tú,
Mujer de pasado arcano
Mágica y bella,
De besos de muerte y vida,
De tiempo entre tus dedos,
De exquisitez en tus caderas,
De perfección en tus pechos.

Fuiste tú, mujer,
La que me dejó en los ecos de tus ojos,
Fuiste tú mujer,
La que me mató y se comió mis despojos.

En esos ecos me refugio,
No en la caverna,
Sino en el ruido.

Besos que van y vuelven
Como la suavidad interna,
En la humedad precisa,
Cosquillas en las orejas,
Y yo mordiéndote el cuello.

Yendo y volviendo,
Vamos y no volvamos,
Tú y yo.
En estos ecos.

VII

Ser de la noche, oscuro
que deambulas y trinas
en paganini resonaste
Y hoy me sobrevuelas.

Pero no me toques
Ser de la noche
Suficientes tus giros
Sobre la tez de mi cabeza.

En tu cielo círculos
Y en mi mente cúmulos
Ángeles perdidos, áridos,
Como el equilibrio ajeno.

Corre al campo y baila,
Rara escapada demoníaca
Planetas lejanos, rojos.
Privados, sucios y etéreos.

Tiempos ocupados en rosas
Físico esfuerzo, el crecimiento
Trabajo universal y personal
Movimiento transversal omnidireccional.

Grillos y tertulia, magia suavidad,
Pasajera exceso de fortuna.

La invito, señora.

Vamos a ensuciarnos a Rioclaro,
Y a tirar charco en lágrimas de felicidad,
A fritar unos chorizos bien mundanos
Y la vida unos días disfrutar.

Con gente antigua y sabia,
Familia desconocida por ahora,
Carrozas largas, doradas
Carruajes de caballos de ocho patas.

Inteligencia dejada por servicio
Descansancio, tranquilocuencia.
Esplenditud y esencia sin sentido.

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