La Bestia de Ross

De aquella bestia recuerdo poco, pues poco duró, pero su recuerdo me paraliza en cuanto veo, aunque sea en mi imaginación aquella masa creciente color rojo sangre, siento a veces que sólo fue una pesadilla; desearía poder estar seguro de ello.

Así es, de aquella fosa en la que habían caído los 13 hombres, casi como si estuviese construido con su carne, comenzó a brotar una figura horrible hecha de podredumbre, magia y muerte, la sangre salía a chorros cada vez que una membrana semi transparente se rompía, una tras otra, una tras otra, se fueron rompiendo estas capas mientras la masa crecía más y más -un feto en su bolsa amniótica- , exclamó mi maestro en voz baja mientras miraba como pasmado directamente a la cosa, el olor a azufre me lastimó la nariz.

Sólo pude correr, subir las escaleras tan rápido como pudiese fue la orden que dio Witcher antes de conjurar su mejor sello y cerrar la habitación, de él no supe más, sólo se podía escuchar un sonido trepidante como de la lava que toca al agua, corrí tan rápido como pude por las escaleras huyendo de aquél horrible ruido, abrí la portezuela y luego el portón, esta vez sin importarme ocultar la ubicación del laboratorio, dirigí la mirada al lago, al sitio en dónde estaría el laboratorio y noté las burbujas que salían del agua, el olor a azufre volvió y saliendo del lago como si sólo en donde pusiera las patas fuera sólido, la figura de la bestia se presentó ante mí.

Pronto, su figura alargada comenzó a oscurecer el sol que se ponía tras ella, y antes de darme cuenta, todo el pueblo estaba debajo de una figura enorme de serpiente, con cien patas, cada una de ellas parecía de un animal distinto o en diferente nivel de descomposición y todas con diferente tamaño, volaba sin mover mayormente las alas, alternadamente como si fueran las patas de una oruga y haciendo el ruído de huesos rotos, huesos gigantes y rocosos que se rompían en el cielo, algunas estaban fisuradas como por balas de cañón, con agujeros perfectamente circulares, de su cuerpo no recuerdo color ni tamaño exactos, parecía negro, verde y sangre, color podrido y malo, eran como cuerpos mutilados, hombres y mujeres como adheridas a esta figura, cuerpos de otros animales atumultuados unos sobre otros y cortados de mala manera para hacer lo que sería una gran estatua con forma de bestia inmunda y proveniente del inframundo.

Pero no era así, esta horrible criatura estaba viva, o eso parecía, eso nos pareció en cuanto el peor de los sollozos que ha estremecido las tierras del norte salió de aquella criatura, que pareció dar su último esfuerzo apretando su cuerpo antinaturalmente para hacer salir el aire de sí.

Poco más de dos horas duró aquella bestia en el cielo, desmoronándose con cada esfuerzo que hacía para seguir existiendo, más su podredumbre perduró en todos, en la muerte de la magia y en la memoria de los pocos que pudimos verlo.

Aquello que lo mantenía unido fue absorbido por el lago, la muerte que trajo fue absorbida por nuestra memoria, y la luz que absorbió del sol, des hizo los cuerpos que cayeron al suelo cuando el último dragón de Rusia murió, des orientado, estrellándose contra el castillo del hombre que lo había traído a este plano y maldiciendo a todo, por el resto de la eternidad.

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