No, no te conozco…

No. No te conozco.

Pero sé que dormirás dándome la espalda, para que te abrace.

Que te gustará que te acaricie mientras duerme profundamente.

Que algunas veces, te susurraré palabras de amor

y no terminarás de despertarte, solo por oírme sin más.

También sé que te gustará mirar mientras me visto,

y el olor a café recién hecho sólo te dará ganas de comerme.

Sé que te gustará el chocolate, y que a menudo

me lo darás de tus propios labios, como gesto cariñoso.

Sé que olvidarás miles de cosas de las que te cuento cada día,

pero te quedarás con los detalles que puedan significar algo.

Que cualquier día, a cualquier hora de la madrugada,

me sonará el teléfono, porque necesites escuchar mi voz.

Que cuando haya tormenta, solo querrás calmarme con tus palabras.

Que recordarás mis vestidos, pero en tu mente siempre

me mantendrás desnuda.

Que me desearás a cualquier hora del día.

No. No te conozco.

Pero sé que de tu rutina y la mía estaremos acostumbrados pronto.

Que la ropa siempre estará doblada con ternura.

Que preparemos comidas sanas algunas veces, y otras nos olvidaremos de comer.

Que la música siempre sonará de fondo, y a los dos nos gustará desafinar.

Que la cama será nuestro rincón favorito de la casa,

siempre y cuando la ducha esté seca.

No. No te conozco.

Pero siempre habrá pendientes cosas por hacer.

Siempre habrá un mañana, y querremos que el siguiente llegue ya.

Y no hará falta que sea de noche para soñarte.

No hará falta nada más que tú en mi vida,

y yo en la tuya.

Dos caminos cruzados y compartidos.

Mirarte a los ojos cada día pensando que eres increíble.

Y que sin conocerte, seas real…

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