Todavía duelen las aristas de este sentimiento enraizado, perverso,
fijo en los huesos , entre los músculos, metido en la piel como alergia
de todos los años que te di, nada dolió como verte hacer hoy la maleta
nada se me hizo mas terrible que la primera noche en soledad, inquieta
y yo que creía que mi vida era perfecta, que me vanagloriaba de ella
que vivía inocente y descuidada en este mundo imaginario de princesas
y ni siquiera es la traición , es la confianza que se pierde y abofetea
es saber que te creía, hasta la inconsciencia, con torpeza, ignorante, crédula
y lo peor son los buenos momentos, martirizándome, riéndose de mi nobleza
como ráfagas de viento, golpean mi cerebro sin ninguna piedad, abriendo vetas
y no logro salir de este estado de anestesia poderosa, de la inconsciencia,
recoges el resto tus cosas y me miras serenamente, desde el marco de la puerta,
yo, sentada cómoda en nuestro sillón, solo atino a sonreírte, que mas me queda
intentando mantener la dignidad, que se burla y ríe desde el borde de tu maleta,
he vaciado el frasco de tu perfume por la casa, pero no alcanza a conformarme,
cierras la puerta y algo me sube por las piernas o baja por ellas , yo quieta
solo siento este dolor extraño, caliente, solo este silencio, y la casa que pesa
de todos los años contigo, solo me duele estos tres malditos últimos días
en que mientras me ahogaba, me tiraste una cuerda y trepe por ella.
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