Autobiografía en secreto de Amanda Da Silva, “Muerte de Amanda Da Silva” cap. 4.2 «La clave alfanumérica»

Autobiografía en secreto de Amanda Da Silva, “Muerte de Amanda Da Silva” cap. 4.2 «La clave alfanumérica»

II

La clave alfanumérica

En el barullo de papeles, “papers”, anotaciones y comentarios, “Pérez y Pérez” descubrió una nota mecanografiada en papel romaní, que no guardaba relación con ninguna de las hojas que llegaron a sus manos ni tenía referencia alguna de a dónde remitirse para acceder a su contenido. Era una sucesión de números y letras que a simple vista no decían nada. Pero él sabía que se trataba de una clave. Era la clave alfanumérica que, se dijo, Miguel balbuceó en presencia de unas nurses que informaron de inmediato a sus superiores. El signo de pregunta escrito con un grueso lápiz rojo le dio la seguridad de que, en efecto, se trataba de esa misteriosa combinación de palabras y números.
Como era un jefe respetado y temido al mismo tiempo, requirió la clandestina colaboración una joven brillante del departamento de documentos encriptados, quien le dio la pista a donde debía dirigirse para encontrar el documento que correspondía a ese cifrado.
En el texto estaban escritas las siguientes letras agrupadas en veinte grupos y una sucesión de números. Cerraba la clave tres flechas en sentidos diferentes.
Iknu/sihc/amir/uhca/psal/lqah/qati/Kimi/ssap/ip(m)/nana/m&uh/cani/nnin/ukir/(m) n/anam/sapa/psuk/iraa/tami/31/13/45/36/-41/410///51/31/18/22/592/-213///99/-34/21/14/44/%/410/59
La muchacha, luego de observar la nota, garabatear en un papel algunas anotaciones, y consultar a un colega experto en lenguas, le dijo al jefe “Pérez y Pérez” que debían tomarse por separado letras, números y flechas, obteniendo de ese modo tres entidades diferentes de información.
Las letras:
Iknu/sihc/amir/uhca/psal/lqah/qati/Kimi/ssap/ip(m)/nana/m&uh/cani/nnin/ukir/(m) n/anam/sapa/psuk/iraa/tami/
Los números:
31/13/45/36/-41/410 /// 51/31/18/22/592/-213/ /// 9 9/-34/21/14/44/%/410/59
Y las flechas:

Las letras distribuías en los grupos, debían ser reordenadas del siguiente modo:
iknusihcamiruhcapsallqahqatikimissapip(m)nanam,uhcaninninukir(m)nanamsapapsukirañatami
Luego separarlas por vocablos.
iknuusihcamir uhcapsallqahq atikimis sapip (m)nanam ,uhcanin ninukir (m)nanam sapapsukir añatami
Finalmente debía invertirse su escritura y se obtenía el texto correcto:
“Imataña rikuspapas manan(m) rikunin ninachu, manan(m) pipas simikita qhaqllaspachu rimachisunki.”
Se trataba de una expresión en quechua, cuya traducción al castellano era:
“Cuando veas algo no debes decir que has visto, nadie abre tu boca para que hables.”
Luego dedujo la numeración:
31/13/45/36/-41/410 /// 51/31/18/22/592/-213/ /// 9 9/-34/21/14/44/%/410/59
A m a n d a p a s i l l o p o r t u g a l
El primer número correspondía al orden de la letra, el segundo al de la palabra, siempre usando la escritura en quechua. Cuando le faltó una letra en la palabra en quechua, el encriptador recurrió a una palabra escrita en castellano, por eso la precedió con el signo negativo (-) para significar “abajo”. Si en los dos lenguajes le faltaba una letra, como en el caso de la letra “g”, recurrió a un símbolo y utilizó el de porcentaje (“%”), como podía haber usado cualquier otro.
Las flechas:
: Arriba
: Pasillo dos, derecha.
: cajón dos, anteúltimo.
Aunque no encontraba un dato que confirmara su deducción sobre el orden de las flechas, estaba convencida de que era el que ella señalaba. En alguna oportunidad, no deseaba revelar cuando, vio usar esos símbolos para identificar la ubicación de un documento.
La muchacha le pidió que le informara si sus conclusiones habían sido correctas. Le dijo que lo sabría por su ascenso. Ella, habituada a descifrar enigmas, supo al instante que si había errado en sus deducciones no le esperaba un buen destino. Pero su descubrimiento fue correcto.
“Pérez y Pérez” halló la transcripción completa del primer interrogatorio al que fue sometida Amanda Da Silva, como parte de sus exámenes para ser admitida en la Agencia. Cumpliría con la sentencia inscripta en la clave: “Cuando veas algo, no debes decir que has visto, nadie abre tu boca para que hables.” No hablaría con nadie de su hallazgo, lo reservaría para él y vería cuándo y cómo convendría usar esa información.
Junto a esa transcripción había un formulario en el que se instruía tomar nota de todos los detalles durante el interrogatorio. Señalaba, además, quién debía estar a cargo del mismo. Se trataba de un especialista quien debía hurgar en la intimidad de la aspirante para poder construir un perfil psicológico lo más aproximado a la verdad.
Se pedía tomar nota del aspecto físico de la aspirante, de su modo de hablar, de su manera de andar, de sus gestos, de sus aptitudes para la mentira, de sus conflictos con la verdad, sus inclinaciones religiosas, sus deseos sexuales. En fin, todo lo que se podía suponer se preguntaría en una entrevista, pero no precisamente destinada a una principiante.
En el margen izquierdo de ese librillo, estaba la firma del Director General que revelaba la importancia que la institución le había otorgado a aquel encuentro. Bajo las siglas AS, se disimulaba a la joven aspirante a recluta que llegaba con las mejores recomendaciones.
En otra hoja, dentro de librillo, estaba escrita la orden de cambiar el nombre en clave de la aspirante.
“Pérez y Pérez” no sabía quién tomó la decisión de que el nombre quedara reducido a la letra “Ψ”, “psi”. Él supuso que esa denominación no era arbitraria.
Vinculó la letra griega “psi” con la palabra “psiqué” que en su origen significó “mariposa”, y la asoció a la necesaria metamorfosis que debió atravesar una muchacha escuálida y conflictuada para convertirse en una decidida y espléndida mujer. Y eso lo hizo sospechar que, sobre Amanda, había un doble legajo, uno archivado como “Da Silva, Amanda”, en el pasillo “Portugal” y en el que la información se limitaba a ese primer interrogatorio, y otro como “Ψ”, y en el que debía estar completa su verdadera historia.
Pero todo indicaba que sus pistas morían en ese librillo de papel romaní. Al término del mismo no había ninguna referencia a otro documento reservado. Y eso lo conflictuó seriamente. Esperaba hallar datos certeros sobre Miguel Da Silva y su relación con la joven muerta por una hemorragia, Anita Cruspaga; el padre biológico de su primogénita Amanda Da Silva, y sobre la verdadera identidad del ama de llaves del General. Pero todo el esfuerzo realizado lo había llevado a un callejón sin salida.

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