La rosa esperaba un beso
y un beso quería ser dado.
-¿Dónde estará ese amado
que quiera saciar mi deseo?
-Desesperaba en claro feo,
la rosa fijada al tallo.
.
Labios de amor buscaban
beldad como imán atrayente
y en la rosa, casualmente,
porque el viento la mostraba,
el beso que ella esperaba
quiso posarse dulcemente.
.
La rosa se quedó helada
con aquél beso envolvente
y susurró sorprendentemente:
-¿Por qué no siento yo nada
con este ósculo que atrapada
debería de tenerme?
.
La mano que al tallo asía
por mor de la espina sangraba
y, en el dolor, apartaba
el beso que acometía
a la rosa, que recibía
el desprecio del que lo daba.
.
La rosa al verse privada
de aquél beso tan ansiado,
miró al rosal de soslayo
recelosa e irritada,
esperando ser besada
por aquellos mismos labios.
.
Mas el amante dolido
no juzgó por la hermosura,
y de tan nefasta aventura,
de la que salió dolorido,
más cobarde que atrevido
quiso salir con premura.
.
Y con promesa expresada
de no besar más rosa alguna,
miró las rosas una a una
y, con dolor, se lamentaba
a la vez que se alejaba
sin alegría ninguna.
.
Y quedó triste la rosa
cabizbaja y sin su beso,
mirando su tallo conexo
lleno de espinas sinuosas
y, cual frágil mariposa,
sintió su corazón leso.
.
Y, sabiéndose despreciada,
al hablar mostró pereza:
-No evité con mi belleza
sentirme hoy desgraciada
y, heme aquí, mustia y apagada
e invadida de tristeza.
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