Descubrí anoche que murieron dos niños en la esquina por dos balas desconocidas. La noticia nos sumió en una larga tristeza. Ahora me doy cuenta que el amor no puede vengarse del odio. Ahora nos damos cuenta que en la estrella más celeste se encuentra Dios, que siempre escucha como los latidos que el odio nos arrebató. 

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