​»Mi locura, mi perdición.»

Desperté, en la mañana, con la ilusión viva
De verte y sentirte a mi lado iluminada.
En cambio, un vacío enorme me acompañaba,
La soledad se infiltró en la cama,
Y la tristeza con la angustia de no alcanzarte,
Comparten la suavidad de mis sábanas y mis almohadas.

Todo, en un instante, pasó;
La mañana, la tarde, la noche y la madrugada;
Fué entonces, cuando en ti pensé.
Segundos más tardes me invadió un deseo,
Que a fin de cuentas y sin pretenderlo
Término siendo amor por tus labios, tus ojos,
Tu intelecto, quise no dejar de soñar;
Aunque la realidad sea mi peor enemiga
Debo asumir que de mí estás demasiado lejos.

¡Te imagine y al hacerlo cada segundo más TE QUISE!
¡Todo es inútil, te siento cada vez más lejos!
¡Te amo, te quiero! Sin darme cuenta que,
Quizás nunca descanses en mi lecho.
¡Te deseo, te anhelo! Como también;
Quisiera olvidarte, arrancarte de mí y mis pensamientos.
Pero al intentarlo, vuelvo a sentirme de tus ojos,
Tus miradas, de ti más vulnerable.

Eres mi dulce agonía, insoportable por momentos;
Esto de quererte, como te estoy queriendo.
Aún cuando al hacerlo sea él único esclavo de sus sentimientos.
¡Te amo, te quiero! Jamás quisiera despertar;
Si sólo soñando te alcanzó y te amo como en la realidad no lo logro.
¡Te necesito y no busco dejar de hacerlo!
Por más que, viva una eternidad tras las sombras
De éste amor vago, iluso y sincero.
¡De éste amor totalmente ciego siempre seré prisionero!