Que tu y yo estamos locos

Percibo cierta fragilidad en las mentes de los hombres, ciertamente la cordura es una virtud que se puede perder con facilidad o es que también es un estado parcial al que hemos definido con normalidad sólo por la ilusión de lo que hemos aceptado como realidad. Se lo atribuyo más bien a un estado de hartazgo con la cotidianidad rutinaria con la que debe lidiar el hombre, posiblemente va más allá de lo que nuestra consciencia (que bien puede ser errónea) pudiera entender, quizás es un estado superior de entendimiento ese al que llamamos locura. De cualquier manera me parece que define la voluntad del individuo, las detonantes pueden ser variadas, la diferencia radica en la facilidad con la que el sujeto cede el control al subconsciente, liberado de las ataduras y limitantes con las que viene acompañada la razón. Puedo entender porque se abandona cada vez con más frecuencia la seguridad de la cordura, imaginemos las posibilidades que podríamos experimentar al perder la razón, la cual como ya dije nos limita en cierta forma, tal vez para mantenernos en un terreno seguro, tal vez como protección. La duda perdura y me embarga el presentimiento de que existe la posibilidad no tan descabellada de ser nosotros los que carecemos de lucidez y aquellos a quienes señalamos de locos estén más cerca de la verdad.