Más que palabras

Duele bastante cuando uno se da cuenta con el tiempo, que por distintos momentos o circunstancias, se ha perdido la capacidad de asombrarse con el amor, cómo así también, se perdió la capacidad de llenarse de incertidumbre y felicidad ante el enamoramiento.

Ya no está ese nerviosismo causado por una mirada, o esa piel erizada, causada por un simple saludo de un beso en el cachete.

Con el tiempo uno pierde también esos nervios que sentíamos cuando sonaba un mensaje en el celular, o esa sonrisa y alegría que aparecían de la nada, cuando leíamos algo lindo que nos escribían, o simplemente cuando todo se detenía, solo porque conectaste con su mirada una fracción de segundo…. Fracción que algunas veces parecía eterna. 

Hoy particularmente, ya no soporto ninguna palabra de esas que solo elogian o narran utopías, ni esas que vuelan con un viento ante la primer ráfaga de dudas. 

Hoy me niego tener que aceptar que todo sea tan superficial. Que solo sirva lo pasajero, lo frío. 

Hoy necesito que lo que leo en un texto de un mensaje, o lo que me decís con esos famosos audios de WhatsApp, este conectado con lo que haces de alguna manera.

No me sirve llenarme de ilusiones y seguir viviendo de especulaciones, basadas solo en palabras livianas, livianas como la sinceridad que llevan. 

¿De que me sirve que me llenen los oídos?

Hoy al oír esas palabras, esas promesas, esas frases que prometen belleza a los ciegos y endulzan los oídos a los sordos, te digo ¡Gracias! pero no… 

Es muy hermoso todo lo que me decís, pero mejor me quedo con lo que haces…

Como leí alguna vez… 

Cuando los hechos hablan, las palabras sobran.

No soporto que todo se trate de egoísmo, que no importe el dañar a otro con tal de conseguir la satisfacción individual. 

Hay una frase que me ayudara quizás a resumir un poco todo esto… 

«TE MERECES TODO LO QUE LE HICISTE A OTROS»… 

Queda en vos si te da miedo o felicidad.