Cuando somos niños no nos preocupamos del trabajo, la comida, la ropa, el enamorado(a); solo vivimos, y ahora que somos jóvenes nos damos cuenta que la niñez era nuestra mejor etapa, una etapa de felicidad porque tenías a tus padres al lado, porque dependías de ellos y sabías que almenos comida y techo eran cosas que no te iba a faltar. 

Lo mejor de todo, tal vez, era vivir sin preocupaciones, solo te ocupabas de hacer tus días entretenidos y divertidos, como leí por ahí «eramos felices y no nos habíamos dado cuenta». Ahora crecemos y cada vez nos volvemos unas personas amargadas, frustradas, descontentos con su vida y su trabajo. La vida nos pasa por encima mientras lideamos con nuestros quehaceres y nuestros problemas, nos preocupaos más en tener más dinero que en nuestra propia felicidad interior, que ironía ¿no? Al final, algún día vas a tener que morirte, no vas a llevar nada contigo más que los recuerdos y todos esos muchos o pocos momentos felices que hayas vivido. Eso solía decir mi abuelo, ahora de grande lo entiendo mejor.

Cada vez que me tomo una cerveza o fumo un cigarrillo, me digo, de algo hay que morir ¿no? No se puede ser eternamente saludable. 

Hace un año que no fumo, y particulamente hoy día me siento nerviosa, y frustrada a la vez. Pienso que me vendría bien un cigarrillo ahora mismo.

Simplemente necesito, un poco de paz interior, y liberación mental, sobre todo lo segundo. 

Cosas de la vida …

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS