Aquella tarde Alejandro y su esposa se encuentran compartiendo anécdotas de la revolución, sentados en la sala de su casa, de repente,Gloria deja caer su cabeza, él la mira, no entiende que pasa, la llama y no responde, entonces grita – Gloria, mi amor ¿qué te pasa?

Al ver la situación Alfredo su primo, viene en su auxilio.

– ¿Qué pasa Alejo? -mira a mi esposa, mira…se desmayó.

-Tranquilo, vamos al hospital.

Entre los dos la cargan, la conducen al auto y de inmediato se dirigen al hospital más cercano. La ciudad es un caos, no funcionan los semáforos, los vehículos parecen que vienen y van en una maratón absurda, a su paso vías tapadas, desorden y peatones que cruzan desorientados.

Al llegar al hospital, la entrada de urgencias está atestada de enfermos, como pueden se abren paso hasta la enfermera de turno. Alejo grita -Enfermera por favor, ayúdeme, mi esposa viene desmayada y necesitaba atención urgente.

La mujer lo mira, como si no entendiera sus palabras, continúa su paso de ida y venida como marioneta por los pasillos. Angustiado, de nuevo pide ayuda, la mujer de da vuelta sobre si, lo mira y lo increpa.

-Haber señor, estoy ocupada, espere su turno.

Alejandro la mira rogativo y le suplica ayuda. La mujer lo mira fijamente y le dice: señor usted puede entender que no tenemos médicos, busque una camilla o silla y espere.

Alfredo, se acerca y le pone el brazo en su hombro y lo conduce a una camilla.

-Vamos hombre, acomodemos aquí a Gloria y esperemos. -Por favor, como me quedo tranquilo, mientras veo a mi esposa así, enferma.

El cuadro es aterrador, se escuchan los lamentos de una gran cantidad de pacientes,mujeres, hombres y niños de todas las edades que yacen, unos en el sillas, otros en camillas, parece que cada uno compite por un lugar para vivir.

Alejandro piensa, no es posible, a él le han dicho siempre en el movimiento, que la salud y la vida es lo primordial para la revolución, entonces ¿qué está sucediendo?

Ese día el jefe presidencial,ha salido a desmentir a los medios de comunicación, los rumores sobre la muerte de miles de personas, por falta de atención médica. Los periodistas le piden que explique las razones de no permitir la importación de medicamentos y elementos que son requeridos para el funcionamiento adecuado de hospitales y clínicas.El les ha respondido que seguirá en su posición antiimperialista, no se va a arrodillar ante ellos.Tampoco es cierto que hayan fallecido tantas personas.

Él ha creído y seguido fielmente el movimiento revolucionario,ha gritado su apoyo incondicional a todo pulmón en las marchas por las calles de la ciudad y en las reuniones.Está convencido que se debe mantener una posición antiimperialista.

Como quien baila un tango sin saber bailar, hoy la vida le juega una mala pasada, casi sin palabras, desesperado presencia como a su amada Gloria se la va la vida lentamente.

Pasan unas cuantas horas, llega un joven médico, Alejandro llama su atención y casi que lo obliga para que atienda a Gloria. Le increpa diciéndole que es un fiel seguidor del movimiento revolucionario, el lo mira, frunce el ceño hace un gesto que indica que no le interesa a donde pertenezca, igual ella es una paciente más y todos necesitan atención médica.

Pasan las horas, la condición de su esposa no evoluciona, Alejo desesperado busca respuestas, de pronto una de las enfermera le informa, que se requiere una inyección y unas pastillas para la presión arterial, pero no lo hay en el momento,él debe conseguirlo. Preocupado mira a su primo, le pide el favor de cuidar a su amada, para ir personalmente a buscar las medicinas.

Apresurado, sale del hospital, pierde la cuenta de las farmacias que visita y cuantas calles recorre. La respuesta es repetitiva,»agotado».

Se deja caer unos minutos,en una silla del gran parque, casi vencido e impotente al no conseguir lo requerido para salvar la mujer de su vida, se levanta y emprende el camino de regreso al hospital.

Al ingresar, va hasta la camilla donde ella reposa, observa que su esposa intenta abrir los labios y se mueve, se acerca angustiado, siente como ella, aprieta fuertemente su mano y lo mira, le pide agua.

Alejo busca el agua, durante varios minutos, no encuentra agua, pregunta si hay alguien que tenga agua, una de las enfermeras, lo llama y le entrega una botella con algo del precioso líquido, levanta la cabeza de su esposa y le da de beber unos dos sorbos, la recuesta de nuevo en la camilla, Gloria se queda mirándolo fijamente y cierra sus ojos.

Angustiado toma de nuevo sus manos y se da cuenta que están inertes. Alejo Grita pidiendo ayuda, se acerca la enfermera, le toma el pulso y llama al médico, este se llega rápidamente y la examina, empieza un proceso de reanimación durante unos minutos eternos, después de una infatigable lucha contra la muerte, se voltea hacia él, lo mira, guarda silencio y le dice que su esposa ha muerto.

Destrozado por el dolor, se abraza al cuerpo de su amada, llora con desconsuelo por un buen rato. De pronto se aparta de ella, seca sus lágrimas y detiene sus sollozos. Todo por lo que ha luchado y creído por años, ahora se desmorona ante sus ojos. Se siente culpable, él que se mantuvo leal al movimiento, ese mismo que ahora es culpable de la muerte del ser que más ha amado.

La enfermera lo llama y le comenta que el cuerpo de Gloria, lo puede reclamar al día siguiente.Alfredo lo abraza tratando de consolarlo y juntos lloran la pérdida.

Alejandro y alfredo se retiran de la sala, caminan lentamente, sienten sus pies pesados y en su pecho,una gran garra tratando de arrancar su corazones. Esta noche, Alejo siente que puede entender una de las protesta que ayer ayudó a sofocar, donde se lanzaban arengas contra el sistema de salud de su país.

Alejo camina en la oscuridad, no sabe cuantas horas, al fin decide ir a su apartamento,al abrir la puerta, se deja caer sobre el sofá junto a la ventana, desde allí puede mirar al cielo y grita como león herido.Alfredo mientras tanto se va en busca de una funeraria.

Así sentado,Alejo recibe la mañana, no ha dormido, ni probado bocado.se dirige a la cocina en busca de una bebida, abre la puerta de la nevera, está vacía, mira a todos lados y solo ve un jugo empacado. Abre la caja y lo bebe, por un instante sus pensamientos vuelan.

Alfredo, llega al apartamento de Alejo y lo encuentra ido, con tristeza le dice que lo único que se pudo negociar fue el féretro y eso de segunda,Alejo descarga un golpe sobre la pared,desconcertado lo mira es imposible que no pueda pagar un servicio fúnebre decente a su amada.

Se arregla la ropa y busca dinero en un cajón, no hay nada. Juntos salen del apartamento y se dirigen al hospital.

Al llegar, le indican un salón al final del pasillo,observa una especie de anfiteatro anatómico, allí un joven le informa que debe ingresar al interior del mismo y buscar el cadáver de su esposa; la busca entre varios cuerpos tapados con sábanas.

Después de un rato de retirar sábanas una tras otra, la ve la abraza y habla con ella, no puede creer que su cuerpo está inerte, una garra presiona su pecho.

Afuera el joven llama su atención y le dice que si la encontró que por favor retire el cuerpo;aturdido regresa en busca del féretro, que ingresa con la ayuda de su primo, colocan cuerpo de Gloria dentro de la caja mortuoria, con cuidado, como tratando de no lastimarla.Tapan la caja y salen llevando su precioso tesoro al carro.

Alfredo le dice a su primo que deben llevarla al cementerio central, no cuentan con más dinero,el le dice que no quiere llevarla a ese lugar, que ella se merece un homenaje mejor, por lo que le pide que lo acompañe a puerto Caribe.

Al llegar al lugar,busca un pequeño bote llamado Mariel, como su hija quien falleció en una de las marchas organizadas por el movimiento revolucionario.

Se dirige al féretro abre la tapa, con su mano acaricia el rostro de Gloria,arregla su cabello y luego estira su vestido azul, la mira unos minutos, le conversa como si ella pudiese oírlo.

Visualiza el lugar, observa un pequeño muro donde sobresalen unas flores silvestres, las arranca y las acomoda en las manos de su amada.

Le dice a su primo que lo ayude a subir el féretro al bote,Alfredo asombrado, mueve la cabeza de forma negativa,Alejo lo mira suplicante.

Conmovido, el primo lo ayuda a llevar el cajón hasta el bote, Alejandro le agradece con un fuerte abrazo y con los ojos aguados aborda y procede a soltar las amarras, lentamente el bote se aleja del puerto.

Alfredo se queda en el puerto,mirando el bote hasta que se pierde en el horizonte.

Esa fue la última vez que vio a su primo Alejandro, quien decidió navegar junto a sus grandes amores por siempre.

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