El trasfondo que no ven los demás

El trasfondo que no ven los demás

Era tarde, demasiado tarde para andar teniendo tales pensamientos, demasiado tarde para encontrarnos con cierta persona a las 3 de la mañana en un callejón oscuro, tirado en el suelo, con una botella en la mano e inconsciente a base de tanta mierda que se había metido. Mi mente me rogaba que pasara, olvidara, pero hacer como si no estuviera viendo lo que veía iba en contra de mis principios, por mucho que ahora lo odiara, por mucho que ahora deseara que dichapersona no existiera, no podía, era incapaz de abandonarlo dejándolo a su suerte. Así de ingenua e inocente siempre seré que a pesar de saber que esto dolía, no dolía, quemaba, ardía, a pesar de todo, se me hacía imposible no acercarme a él, en las sombras de la noche, a través del moribundo callejón sin salida me aventure a llegar hasta él. La luz tenue de una farola iluminaba vagamente el lugar, lo suficiente para ver aquel odioso cuerpo tirado entre la basura, me acerqué con rabia e intenté despertar al dichoso ejemplar, pero no reaccionaba, por mucho que decía y gritaba su nombre no respondía, ni siquiera cuando empecé a pegarle y a agitarlo bruscamente tuvo la decencia de mostrar cualquier síntoma de seguir con vida, si no fuera porque su pecho bajaba y subía con lentitud podría haber llegado a pensar que estaba muerto, ese pensamiento me preocupo, trajo consigo una serie de desagradables sentimientos que hicieron que mis ojos se aguaran y una presión en mi pecho apareciera junto a un gran nudo en la garganta que me impedía articular palabra y el cual dificultaba mi respiración. El olor era desagradable, la mezcla de los residuos junto con el fuerte aroma del alcohol me causaban nauseas y al no saber qué hacer caí rendida al suelo, clavando mis rodillas descubiertas en la fría piedra y causando un leve dolor en ellas, me dejé caer. Estaba exhausta, éste había sido un día muy largo, como todos últimamente. Estaba cansada. No entendía cómo aquel muchacho había llegado a tal extremo, siempre tan amable, estudioso, inocente, perfecto… no tenía derecho a desperdiciar su vida así y menos cuando la que debería estar tirada en el suelo queriendo morir debería ser yo, no él. Después de todo él era feliz, todo era cómo él quería, hice todo lo que me pidió…

-Jules…- susurre sin ganas mientras acariciaba su rostro- por favor…ayúdame…di algo…abre los ojos…

No recibí respuesta, la única solución que se me ocurría era pedir ayuda, pero no podía hacer eso, nadie podía verle en este estado, nadie lo conocía de verdad, sólo le traería más problemas. Cuando estaba a punto de levantarme una mano me rozó la muñeca, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo y me estremecí, me estremecí tanto al notar su piel con mi piel y me giré para observarlo, seguía con los ojos cerrados pero tenía a boca entreabierta.

-Annie…-pronunció mi nombre en un suspiro y jadeó, a continuación su mano buscó la mía y cuando entraron en contacto me quedé paralizada, arrodillada en el suelo enfrente de él.- No me mires así por favor…

– No teestoy mirando- conseguí responder a duras penas.

– Annie, no me hace falta abrir los ojos para saber qué es lo que estás haciendo- inquirió él a la vez que abría los ojos y su color café puro se encontró con el mío, tenía las pupilas dilatadas lo cual hacía parecer sus ojos aún más oscuros y profundos, me quedé embelesada y el ladeo sus labios en una pequeña sonrisa mientras intentaba reincorporarse, pero su borrachera se lo impidió.

– Deja que te ayude- me incliné y le ofrecí mis brazos de apoyo, él rodeo mi cuello con sus brazos y una vez pudo levantarse se abalanzó sobre mí, nos tambaleamos pero no caímos y nuestros cuerpos quedaron pegados en un abrazo, estábamos demasiado cerca, podía sentir cada centímetro de su piel en contacto con el mío y durante un tiempo estuvimos así parados escuchando nuestras respiraciones en silencio mientras nos mirábamos queriendo hacer o decir algo pero no podíamos- debería llevarte a casa.

– No deberías, ya sabes que no puedo presentarme así, tendrás que llevarme a tu casa- replicó en un tono serio.

-¿Mi casa?, Jules…

– Te prometo que no haré nada, mañana por la mañana me iré con las mismas solo necesito recuperarme ¿si?, por favor Annie…- No estaba haciendo nada especial, sólo me lo pedía como un favor y yo resignada suspiré y asentí mientras bajaba la mirada.

-Con una condición…

-Lo que me pidas…ya sabes que soy tuyo…- bufé ante su cometario e intente pasarlo por alto.

– Quiero que me cuentes todo Jules y cuando digo todo es todo…

Capítulo 1

(En proceso de escritura)

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