En este instante relataré una historia que para algunos es extrañamente real, aunque otros no la quieran creer tengo fe en que al menos les pueda entretener este fantástico relato lleno de enigmáticas cuestiones que un profundo trasfondo contiene para aquellos que sepan leer entre líneas.

Desde lo más profundo de mi atormentado ser, ansío que esta leyenda, oída entre las calles vecinas de un pequeño pueblo llamado Alquerías, al alma de algunos llegué y les sirva para responder a las incuestionables preguntas de la vida. Ya empieza la historia en otro tiempo diferente uno mucho más lejano del que nos situamos hoy en día.

I

Tenebrosos murmullos se oían desde las oscuras sombras entre los edificios de piedra antigua, haciendo creer que entre ellos algo o alguien se encontraba observando meticulosamente cada paso, cada suspiro que realizaba el humilde muchacho que caminaba solo hacia su sencillo alojamiento. De un lugar lejano venía, por una misteriosa carta recibida decidió viajar medio mundo y buscar al portador de esta, para así poner respuesta a su atormentada pregunta, la cual tenía que ver con una enigmática niña bonita, pero eso es una historia que será contada más adelante.

Las calles estaban desiertas y el joven, llamado Leonardo, solo escuchaba el sonido de sus zapatos entrando en contacto con el húmedo suelo, mezclado con el sonido de la suave brisa y el de los suspiros que escapaban de sus extrañamente labios secos, esos labios que soñaban ser besados, en algún momento del final de esta imprudente travesía, por una hermosa enigmática niña bonita.

A las puertas del estropeado albergue se encontraba y con pasos lentos y pesados cruzó esas enormes puertas de madera mohosa, cubiertas de extrañas enredaderas que parecían tener vida propia. En la recepción no se hallaba nadie y por más que el chico preguntó y preguntó, respuesta no recibió. Se paró a observar ese pintoresco lugar con las paredes humedecidas y la alfombra roja estropeada por pisadas que desconocía, Leonardo estaba tan sumergido en sus pensamientos que no vio venir al recepcionista que por las espaldas le dijo:

-¿Es usted el señor Leonardo Trivelli?- Cuestionó el hombre con el rostro pálido sin expresión alguna, mientras Leonardo se giraba sorprendido.

-Sí, ese soy yo- contestó recuperando su expresión de cortesía- ya avisaron de que vendría a pasar unos días a Alquerías, ¿puede enseñarme mi habitación? Quiero descansar antes de ir al baile.

– Por supuesto señor, es por aquí, sígame- le indicó el recepcionista mientras lo guiaba hacia el piso de arriba por unas escalofriantes escaleras de caracol- señor no quiero ser un entrometido, pero ha venido desde muy lejos hasta aquí y según me han informado solamente se va a hospedar una noche.

– No se preocupe, entiendo que tenga curiosidad, verá…- empezó a explicarle Leonardo la causa por la que había ido a parar a ese abandonado pueblo solitario- Mientras estaba en mi estancia en Londres recibí una carta, una carta anónima en la que se me citaba a venir al baile que se celebra esta noche en la mansión Joliefille, en dicha carta aparecían algunos aspectos que levantaron mi curiosidad y decidí armarme de valor y venir a ese baile a descubrir al autor de esa carta.

– Comprendo señor, debe de ser muy importante lo que decía esa carta para que decidiera venir hasta aquí- puntualizó el otro hombre- esta es su habitación, si necesita algo solo pídamelo- y se marchó haciendo una pequeña reverencia.

– ¡Espere un momento!- ordenó Leonardo- me temo que soy un ignorante con respecto a ese sitio, ¿podría usted informarme sobre el lugar dónde se celebra el baile?- el hombre al que se dirigía paró en seco y se giró con una sonrisa sombría en el rostro.

– Señor me temo que no puedo aportar mucha información, la mansión Joliefille es un hogar muy apartado del pueblo, prácticamente nadie ha conseguido relacionarse con sus huéspedes, son personas muy solitarias y extrañas, si a usted le han invitado a uno de sus bailes debe ser una persona muy especial- el recepcionista se dispuso a bajar las escaleras y esta vez no fue detenido.

El joven Leonardo se introdujo en su sombría habitación desconcertado, esta era mucho más pintoresca que la entrada, solo disponía de una cama, con un juego de sábanas con bordados antiguos y una pequeña mesilla situada al lado, con una lámpara encima de ella, que cómo Leonardo supuso, estaba fundida. El muchacho se recostó en la humilde cama y cerró los ojos con la intención de descansar antes de asistir al baile.

II

Se despertó por el leve sonido de la puerta, esta se hallaba completamente abierta, sobresaltado Leonardo se reincorporó y avanzó sigilosamente hasta la entrada de la habitación, lo único que se oía era la madera crujir bajo sus pies, cuando el joven llego hasta la puerta la cerró con suma delicadeza. Después de soltar un suspiro y hacerse a la idea de que el viento había producido dicha acción, Leonardo se preparó para el baile y abandonó rápidamente ese escalofriante albergue. Si todo ocurría como él esperaba, esa noche iba a ser la noche con la que había estado soñando desde que recibió aquella carta, estaba tan emocionado que ni siquiera pidió un carruaje para llegar a la mansión Joliefille, sino que se dispuso a ir andando.

Hay noches en que los lobos están en silencio y aúlla la luna, esta era una de esas noches. La luna, como una flor en el alto arco del cielo, con deleite silencioso, estaba instalada y sonreía a la oscuridad, haciendo que los ojos del muchacho solo observaran esos misteriosos fantásticos rayos plateados. Leonardo iba caminando por las estropeadas calles, de vez en cuando aparecía una pareja paseando, una familia de camino a casa o algún vagabundo pidiendo dinero recostado en el frío suelo de piedra oscura, pero él estaba indiferente, cómo si todo a su alrededor fuera una mera ilusión, se sentía tan perdido e ingenuo que no sabía distinguir cuál era la realidad, su mente no podía olvidar aquellas palabras que le llegaron en Londres, ¿sería cierto?, ¿estará soñando?, ¿habrá perdido el juicio o simplemente es una broma de mal gusto?, en cualquier caso debía comprobarlo, debía afirmar aquellas palabras de su niña bonita.

Llegó a una parte del camino donde el sendero dejó de ser piedra y se convertía en tierra húmeda que se adentraba en un profundo bosque, desde ahí podía observar el tejado de la mansión Joliefille sobresalir entre los árboles. El joven se armó de coraje y se adentró en el bosque siguiendo el estrecho sendero. Ramas, arbustos, árboles y más arbustos eso era lo único que era capaz de ver Leonardo hasta que se fijó en un pequeño cartel que apareció en frente suyo, en este ponía una frase que produjo un escalofrío en el muchacho: “A los que quieran continuar dos veces se lo han de pensar, pues no me hago responsable de lo que pueda pasar”.

Leonardo se llevo las manos a las sienes para intentar quitarse el dolor que le habían producido esas palabras, aún así siguió su camino. Tras varios tropiezos con ramas y piedras llegó a la entrada de la mansión, esta se trataba de una enorme verja negra decorada con símbolos que al joven le parecían familiares y a su vez desconocidos. Algunos parecían enroscarse entre sí como si estuvieran hablando un lenguaje que pocos conocían. Encima destacaba el enorme letrero dónde ponía el nombre de la

mansión, “Joliefille”, en un instante Leonardo tuvo una sensación de deja vú, como si eso lo hubiera vivido antes, como si ese cartel despertará en él recuerdos que ya consideraba olvidados. Después de analizar el letrero durante unos segundos que parecieron horas Leonardo comprendió algo que le dejó en estado de shock, no podía ser, cómo no se había dado cuenta antes, su francés estaba oxidado pero no tanto como para no comprender el significado de “Joliefille”, “niña bonita”. Cómo si alguien hubiera leído sus pensamientos la puerta se abrió dejándole pasar al jardín delantero de la mansión. Leonardo avanzó con un nudo en la garganta por el camino de piedra que llevaba hasta la puerta de la casa, el sendero estaba decorado con escalofriantes figuras de mármol, se trataba de enormes esculturas de personas, el muchacho se puso nervioso ya que todos los ojos de estas esculturas parecían recaer sobre él. Cuando por fin llegó a la puerta, el joven alargó una de sus temblorosas manos para tocar, cuando la puerta se entreabrió, sin necesidad de tocarla, dejando ver un oscuro fondo.

III

Leonardo se adentró en la mansión y las puertas se cerraron tras él de un portazo asustándolo aún más de lo que ya estaba. Observó con asombro como se encendían las antorchas de la pared una a una, iluminando a malas penas la sala donde se encontraba. Esta tenía un estilo clásico, algunos cuadros estaban descolgados, otros llenos de polvo, parecía una casa abandonada, era extraño que alguien pudiera vivir en un lugar así, carecía de vida.

-¿Es aquí el baile al que he sido invitado, verdad?, recibí una carta, de parte tuya, Shopie, eres tú mi niña bonita, ¿verdad?, ¿Shopie?- Leonardo le hablaba a la oscuridad, no había nadie allí con él, al menos nadie que se pudiera ver a simple vista.

De la nada una suave melodía comenzó a sonar, no era una canción cualquiera, Leonardo la habría reconocido en cualquier situación, cerró los ojos por un momento y comenzó a buscar el lugar de donde procedía esa dulce melodía, aunque para algunos pudiera sonar escalofriante, a él le enamoraba esa canción, no la melodía en sí, sino más bien los recuerdos que traía junto a ella. Finalmente llegó a otra sala y en una esquina de esta se situaba el tocadiscos que producía la canción. El joven se paró en seco buscando con la mirada algo o a alguien y en ese momento una voz sonó en su cabeza: “A veces lo más real es aquello que no somos capaces de ver”. Fue un leve susurro, pero no fueron las palabras lo que hicieron creer a Leonardo que estaba loco, sino la voz, esa voz de la que había estado locamente enamorado tanto tiempo, esa

voz por la que había empezado a delirar pensando que no merecía la pena estar en vida si no era capaz de volver a escuchar su voz una vez más.

-¿Sophie?, sé que eres tú, sé que aún me quieres, sé que me has estado esperando todo este tiempo, en la carta me decías lo enamorada que seguías de mí, me decías que tus padres ya no serían un impedimento para estar juntos, he vuelto por ti Shopie, nunca he amado a nadie tanto como te he amado a ti, ¿volverás conmigo?

A su pesar el muchacho no recibió respuesta, miró una y otra vez su alrededor hasta que observó un destello que desaparecía por detrás de una de las puertas de la sala, Leonardo se apresuró a seguirlo, estaba seguro de que era su amada, su niña bonita.

Abrió la puerta y esta daba hacia unas escaleras, el joven observó otro destello blanco esta vez estaba más que seguro que era el vestido de su hermosa Shopia, su amada, la mujer de sus más deseados sueños, su niña bonita. Subió las escaleras tan deprisa como sus piernas le permitieron, estas eran muy estrechas y por mucho que Leonardo subía y subía parecía no llegar al final. Llegó exhausto a lo más alto de la mansión, una pequeña sala con un enorme balcón. El habitáculoestaba vacío, aunque Leonardo no lo vio así, en unas de las esquinas de la habitación en el suelo brillaba un pequeño objeto, el muchacho se acercó para poder verlo mejor, era un anillo, pero no cualquier anillo, es el anillo de Shopie, el que Leonardo le regaló justo antes de desaparecer, prometiéndole que volvería para casarse con ella. El joven cogió el anillo y abandonó la mansión.

IV

Unas semanas después cuando Leonardo ya había vuelto a Londres intentando dejar atrás lo que paso en Alquerias, intentando dejar atrás sus alucinaciones, recibió una visita de la policía.

-¿Señor Leonardo Trivelli?, venimos por la reciente muerte de la señorita Shopie Laren, según la autopsia murió el día antes de que usted visitara su estancia.

Leonardo quedó paralizado, su amada, su niña bonita, no era posible, quién le había abierto las puertas de su mansión, quién le había hablado, quién había puesto la melodía, a quién había visto, quién había dejado su anillo para que él se lo llevara.

Epílogo

Algunos dicen que Leonardo terminó loco y acabó ingresado en el manicomio, otros dicen que su locura le llevo al suicido, lo cierto es que hay muchas teorías y puede que ningún sea cierta, o que todas lo sean. Actualmente tampoco se sabe que fue de la mansión Joliefille, se cree que fue derrumbada y tiempo después en su lugar fue construido un colegio, al igual que en esta vida, nada es seguro.

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