El barquito de papel

El barquito de papel

Yahaira López

19/06/2018

Me encontré a un barquito de papel

¿Común? ¿qué es común?, yo pienso que comunes suelen ser todos mis días, observando a las mismas personas en diferentes escenarios, representando un rol, un papel, realizando un acto…

¿Mi libreto? debe andar extraviado, quizá alguien lo introdujo en mi por osmosis o por medio de un transmisor; no sé si actúo correctamente, si en ocasiones evado mi rol para continuar siendo yo misma, ¿eso sería renunciar a la obra? ¿y si todos se han vuelto participes de una? ¿qué ocurriría conmigo?, podría volverme loca, podría aferrarme a la idea de ser solitaria, pero incluso sería mejor formar parte de la única audiencia quien contemple miles de obras realizándose a la vez. Mis días serían divertidos y entretenidos.

Caminaba y seguía pensando, cuando de pronto mis lentes me permitieron distinguir bien un objeto que se hallaba a lo lejos, me aproximé a el y mientras más cerca me encontraba no podía creer lo diminuto que el era. El, un barquito de papel. Primero lo observé detenidamente, luego tuve que tomarlo, temía que alguien fuese a botarlo, o incluso aún, pisarlo.

Llevé al barquito conmigo, fue mi compañero mientras caminaba, por momentos lo volteaba y giraba para admirar cada doblez, en eso, me di cuenta de una pequeña imperfección, un pequeño agujero al centro… Me preguntaba si la hoja con la que fue hecho estaba rota, o si se encontraba anteriormente pegado en alguna pared con un chincho, realmente no me importó el defecto, ya que solo se notaba si mirabas con atención, lo cual la mayoría de los humanos no hacemos.

Al llegar a casa decidí colocarlo en algún lugar, realmente fue difícil pensar en donde ponerlo, cuando recordé que mi abuela tenía una pila en la parte trasera de su casa, así que rápidamente fui y lo deposité ahí. Contemplé cómo se movía con el viento, o más bien haciéndole compañía, sin guiarse de algún guion establecido, se mantenía a flote sin problema alguno incluso teniendo ese pequeño agujero. Era un barquito libre y tenía mucho por donde navegar, quizá a futuro se llegaría a encontrar con diferentes obstáculos, ya sea una piedra que le obstruya el paso, un fuerte viento que lo desoriente o tal vez lluvia que lo debilite y no le permita ascender, pero para ello, siempre tendrá esa mano, aquella que lo salvó de ser aplastado una vez y que el a cambio, le enseñó a dejarse llevar por la vida como una hoja guiada por el viento.

Sí, recuerdo bien ese día en el cual me encontré a un barquito de papel.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS