Sobre la piel del mar caen las lagrimas de las estrellas, ancho mundo, estrecho corazón, sobre mi alma marchitan las hojas del ayer. Tiembla, súbita, la marea del aire donde se relatan las  palabras indecisas, donde jamas volamos y siempre estuvimos,  derrumba mi juicio pero no mi esperanza dispersada, tengo en mis manos huellas de cenizas, alma que viaja en el murmullo de un anhelo que se desprende de la sombra de Dios, hace siglos viene cayendo sobre la vida el misterio que marchita, sentenciado, denegado, bajo el sol las semillas, entre la luna las derrotas, sueño que despierta de mi, en la aurora de mi ser que en un pensamiento pasivo amanece como una llama de plata que jamas se mitiga. 

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