«Creaba paréntesis a sus vacías horas pues de no hacerlo enloquecería. No se puede evitar que una mariposa vuele, aunque se le corten las alas, encontrará la forma de escapar por la ventana»

Era el momento que más le gustaba del día, cuando recuperaba sus dominios, entendiéndose por dominios: su cuerpo, su voz y su alma. Ya todos habían salido por la puerta previo paso por la cocina, donde les tenía preparados los desayunos a la carta; zumo de naranja para uno, tortilla con bacon para otro, tostadas con mantequilla y mermelada…y en el interín, que le faltaban fresas a aquel menjunje , que la leche estaba agria o la tortilla estaba sosa…y ella. yendo y viniendo, deseaba ansiosamente que de una vez se marcharan.

Era curioso, pasaban por su lado como si fuera invisible…lo era?…no había un: «hasta luego»…»que tengas un buen día»…o un simple «gracias»…

No le importaba, le regalaban sin saberlo su momento más preciado: cuando no tenía que abrir la boca fingiendo ser feliz o intentando ser amable, preguntando por notas, reuniones de directorio, o la fiesta del fin de semana. Era dueña de sus silencios, sus fantasías, y de las palabras que frenética volcaba en su pequeño ordenador creando historias…recuperando su identidad, y aunque fuera por un lapso corto de tiempo, volvía a sentirse humana.

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