Paciencia.

Lleva la luz en sus ojos a cada paso que da, era una dulce esperanza, una nueva mañana y amaneció en sus brazos las dulces flores, que fue añadiendo en cada rincón de esas personas que conoció, una ilusión que no se apagaría, esa llama incandescente que su corazón desprendía, aunque defendiese lo indefendible y aún así luche, volcaba su alma bajo ese amor, haciendo incluso efecto en cada pelo que se le erizaba, era arraigado de ella, esa esencia, esa plenitud, la sensación de paz, como nuestro aire, como nuestro cielo.
Significó haber venido por algo, con ese sentido convertido en amor, no fue una horrible manera de nacer, sino un aprendizaje, un gran viaje, porque morir de amor fue casi lo más perfecto, lo mejor.
Su mayor deseo era el creer en el ser humano, tanto, que hasta en lo más oscuro de ese túnel, podía ver un camino tan lleno de luz, que ahí le esperaba, lenta, sosegada, la gran paciencia que la vida le regalaba.

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