Guardianes Del Misterio

Guardianes Del Misterio

Gonzalo R Baleato

04/05/2018

Fue en los años cincuenta cuando por primera vez se inició “El proyecto clon”. En él se comenzó a experimentar con diversas especies para poder demostrar que la clonación era una realidad y de ese modo ayudar a tratar ciertas enfermedades a las que se enfrenta la humanidad.

Una vez clonadas las primeras ranas, ovejas, corderos, vacas, ratones, gatos y hasta primates pequeños, dieron el siguiente paso; el ser humano. El hombre y la mujer en ser seleccionados tenían que reunir unas importantes características; no tener antecedentes hereditarios de enfermedades mentales, neurológicas, autoinmunes, cardiovasculares, sanguíneos, genéticas, infecciosas, trastornos metabólicos, alergias de ningún tipo y varias condiciones más. Tardaron años hasta que supieron de una pequeña isla al oeste de Estonia llamada Koipsi. En ella poblaban los dos únicos habitantes que quisieron quedarse después de que una misteriosa tormenta azul que duró días, azotase la zona hace diecinueve años. Todos los lugareños, a excepción de estos individuos y su ganado, emigraron asustados por ese suceso hasta hoy inexplicable.

Unos años más tarde, miembros de la revista científica Genetic Terrae, entrevistó a los amables granjeros llamados Koitt Tookts y Luule Heins, cuya conversación fue la causa de que los seleccionaran después de que declararan que tras la tormenta, nunca volvieron a enfermar.

Los responsables del proyecto clon, viajaron desde América del Sur hasta Europa del Norte para hablar con los Estonianos. Una vez allí, se presenciaron en su domicilio, y en cuanto los convencieron de que formasen parte del proyecto, los trasladaron a unas instalaciones secretas en un paraje de Moscú.

Durante semanas de análisis y pruebas mediante la inoculación de diferentes tipos de virus, desde rinovirus causantes del resfriado común pasando por el SARS hasta llegar al Marburgvirus, concluyeron que Koitt Tookts y Luule Heins habían desarrollado un sistema inmunológico perfecto. Un dato interesante es que tras las pruebas, cuatro miembros del estudio fueron accidentalmente contagiados por algunas de estas patologías, pero sus vidas pudieron salvarse gracias a la rápida intervención de anticuerpos neutralizantes de virus que conservaban en el laboratorio.

El día había llegado. Se tomó una célula diferenciada del pecho derecho de Koitt y se transfirió su núcleo a un ovulo de Luule, al que se le había extraído previamente el núcleo celular y por consiguiente carecía de información genética. A esta fusión se le aplicó impulsos eléctricos para estabilizar su unión, y una vez hecho, el citoplasma del ovulo proporcionó al núcleo de la célula diferenciada un entorno apropiado que hizo que fuese capaz de reprogramarse para transformarse en un embrión. Este embrión, implantado en el útero de Luule, originaría un nuevo ser humano.

Con el paso de los meses, el feto se desenvolvió con naturalidad. En octubre de 2027 nació el primer ser humano clonado a pesar de haber tardado once meses en gestarse por completo. Fue una pequeña anomalía a la que no le dieron importancia, y su semejanza con Koitt Tookts cuando era un bebé proporcionaba esperanzas de que el experimento fuera un éxito. Pero tras analizar a la cría humana, descubrieron que en su ADN se encontraban dos cromosomas de dos especies diferentes de simios; el gorila occidental y una subespecie del babuino amarillo. No entendían como habían llegado hasta ahí, mas alguien del equipo tuvo que ser el culpable. Al cabo de varias semanas, el bebé semihumano al que llamaron Gobarhux comenzó a crecer exponencialmente y a manifestar claros signos de transformación física y agresividad, por ese motivo se vieron obligados a mantenerlo aislado y en cautiverio en el ala este del laboratorio dentro de una jaula.

La alimaña se volvió cada día más fuerte y peligrosa, razón suficiente para que los directores del proyecto decidieran sacrificarla, pero cuando se dirigieron al sector en donde habían trasladado a Gobarhux, vieron que había desaparecido. Observaron varios barrotes rotos de la jaula y un enorme agujero hecho en la pared que daba al exterior. Enseguida activaron el protocolo de emergencia entre el colectivo científico.

Gobarhux se dirigió a la ciudad de Moscú atraído por la gran gama de olores, sonidos y colores que desprendía la urbe. Alcanzaba una velocidad de doscientos catorce quilómetros por hora, su resistencia era infinita y su fuerza impredecible. Era fascinante.

El hibrido llegó a lo alto de una montaña deteniéndose en ella, y al mirar a la gran ciudad, extendió los brazos con los puños cerrados y emitió un rugido de tales proporciones que resonó por toda la zona. Continuó su trayecto en busca de alimento, encontrando un conducto que servía antiguamente para dar paso y salida al agua potable de la ciudad. Gobarhux olió algo irresistible que emanaba del interior del canal, pero se adentró con precaución, percibió el peligro. Lentamente se fue introduciendo mientras su respiración acompañada con gruñidos ondulantes iba disminuyendo. Sin esperárselo, apareció desde el fondo oscuro un animal que arremetió contra él sin llegar a tocarlo. Gobarhux lo detuvo agarrándolo por la cabeza, instantes más tarde hincó sus colmillos en el cuello del animal y lo fue devorando mientras este aún estaba consciente. Luego del festín, prosiguió su trayecto hacia la ciudad, sin embargo, se encontró con un grupo de campistas estudiantiles de la Universidad Estatal de Moscú con instrumentos astronómicos contemplando el cielo cubierto de cuerpos celestes. Se vieron sorprendidos por la alimaña, gritando al momento. Entonces fueron atacados por la criatura, pero sorprendentemente no mató a ninguno, solo los hirió con sus garras.

Durante días la bestia utilizaba el manto de la oscuridad para no ser detectado. Empleaba zonas poco transitadas como moradas provisionales mientras se iba moviendo hacia el suroeste matando a pequeños animales para comer y atacando a los humanos solo para herirlos.

Pasó por Bielorrusia, cruzó el sur de Polonia y atravesó la Republica Checa. Después continuó por Austria para llegar a Suiza, traspasó por el sur de Francia hasta aparecer en España y por alguna extraña razón, se estableció en el noroeste del país.

La noticia de que un enorme y feroz animal agredía a hombres y mujeres, se extendió por Europa, y desconcertó que aún no hubiera ninguna víctima mortal. Por algún motivo, ningún niño había sido afectado por este ser, hecho que hizo más presente la confusión. Pero con el paso de los meses, la gente perjudicada comenzaba a sufrir cambios. Todos los damnificados por Gobarhux se transformaban cronológicamente en algo similar a él. Ya no había solo un sanguinario animal infligiendo daño a los humanos y otras especies, sino que poco a poco empezaron a surgir más especímenes por gran parte del continente. Lo peor era que estas nuevas copias sí decidieron asesinar a algunos humanos y alimentarse de ellos.

El equipo científico que ocasionó todo el desastre destruyó las pruebas que podían culparles, para ellos era tarde remediar el error y desaparecieron rápido del lugar en donde empezó todo.

En un pequeño pueblo de Galicia, cuatro criaturas se acercaron al hogar de una familia compuesta por la madre, el padre y sus dos hijos; Cathal y Hania. Los seres destruyeron el portal de la entrada y se dirigieron con sed de sangre a la vivienda. Los perros de la familia comenzaron a ladrar y se escaparon de su vallado para atacar a las alimañas. La familia surgió por la puerta observando esa impactante imagen, y luego oyeron unos ruidos procedentes de su parcela, detrás de la casa. A los pocos segundos todos sus animales domésticos más los pájaros, ardillas, zorros y otros animales salvajes del bosque protegieron a esos humanos de los primates híbridos. Un vecino de la zona asistió con su escopeta para eliminar a los engendros, y todos unidos consiguieron acabar con ellos. Los animales salvajes volvieron a la arboleda y los perros más sus otros animales propios al interior de sus vallados.

Había ocurrió lo mismo por todas las áreas atestadas por las copias de Gobarhux, los animales habían defendido a los humanos.

Hoy en día, la humanidad sigue sin encontrar la lógica de cómo todas las especies animales que pueblan la Tierra, los defendieron de las atroces fieras después de cómo las ha tratado durante milenios. Tal vez el ser humano lleve equivocado toda su vida, puede que sean ellos los que necesiten ser protegidos…de sí mismos.

Durante años, investigadores científicos llevaron adelante un proyecto para cuantificar y analizar esta nueva especie de híbrido en los lugares afectados, y luego de esclarecer los hechos más las relaciones que dieron origen a su existencia, descubrieron que las transformaciones eran producto de una infección virulenta provocada por un factor original. Lamentablemente, nunca se encontró.

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