¡ Alto ahí ¡
Exclamó la anciana voz
Alejaros de los pecadores
De los infieles y ajenos ladrones
De los niños sin cumbre visible
De los mañanas sangrantes
Nada bueno pasará luego del diez
El alba cae detrás de un santo
En mi corazón un dulce martirio abusa de mí
La mente retorcida de un ayer me ataca
Me desespero y muero.
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