El mundo donde Dios no existe

El mundo donde Dios no existe

James Miller

14/04/2018

Capitulo x Primera parte. Nerái

En la mañana del miércoles 16 del año 2141, me despertado con un poco más de lagaña de lo habitual. Recorro mi cama de un lado a otro buscando mis sabanas, hasta que me topo con mi viejo despertador que la noche de ayer se me olvido activar de nuevo. Como casi todos los días, no tenía ganas de levantarme, solo quisiera que el sol no saliese una hora más; es realmente tedioso.

Me arrastro como puedo para ver la hora, pero había olvidado dos cosas esa anoche que volví, buscar baterías para el despertador y poner una alarma. Ya era casi las ocho, no tenía a donde ir en primer lugar a esa hora, pero no me gustaba despertarme y que el sol casi me quemase el rostro, tener una quemadura era de las tantas cosas tediosas que odiaba hacer, estaba junta hacer una lista de cosas que no me gusta hacer.

Dejando el reloj a un lado, me caí de la cama intentando buscar de nuevo las sabanas para dormir un poco más. Sin mayor remedio me pongo de pie, miro mi cara y mi cabello que eran un desastre; en lo general no me interesaba desde que vi al hada secuestrada, cada vez que cuento esa historia se burlan de mí, pero puedo jurar que lo que vi esa noche era un hada.

Me vestí, me puse el bloqueador solar, tomé mis cosas y salí a la calle. Salude a mis vecinos como de costumbre, todos me miraban con una enorme alegría, dicen que me he vuelto una persona mas amigable desde que vi al hada y me teñí el pelo. Jugué un rato con los niños del vecindario, creo que, si me había vuelto un poco más sociable, antes la gente al verme regresar a casa me miraba y luego se iban corriendo, algunos más osados intentaban iniciar un pleito lanzándome cualquier cosa, un día alguien me arrogó una piedra a la cabeza, aún tengo la cicatriz que escondo con mi cabello. Me pase parte del día solo jugando o caminando de un lado ayudando a los demás. Personas con poco expectativa para un mañana, gente musculosa que siempre miraba abajo y tenía un caminar muy lento. Ya había perdido muchos de ellos el interés en su físico, rostro empolvados y ojeras.

Los altos edificios que se demoraban uno de tras de otro lentamente se convertían en piedras y polvo en el camino. Enormes estructuras esqueléticas oxidadas que hacía reverencia al sol cada mañana, que al llegar al fin de su siclo acompañaban a sus compañeras en la tierra, sobre hileras de concreto magullado, donde tanto como hombres, mujeres y niños caminaban aventurándose para hacer algo útil con sus vidas.

La oscuridad del mar se podía apreciar mejor en el punto más alto del sol, el fétido olor que acareaba el mar desde sus costas que era acompañada con algunos peces muertos alado de gaviotas desnutridas y casi muertas. Las negras aguas del mar se extendían hasta donde la vista dejaba ver. Mi casa estaba en una colina lo suficientemente alejada como para apenas oler el pescado y demás cosas que siempre traía el mar del otro lado del mundo.

Entre deslizamientos y torceduras de columna de entre los cimientos, me paso el resto de la tarde junto a otros chicos quitando lo que podemos para poder cruzar con seguridad las calles de este puerto que es nuestro actual territorio, hasta que podamos avanzar a otro lugar por una temporada mayor. Los senderos que van más allá de las ciudades se han perdido con la creciente recuperación de la naturaleza de lo que una vez fue suyo.

El caminar de un lado a otro por la ciudad está prohibido para los niños más pequeños, pero los más grandes se aventuran sin mayores opciones en busca de algo que sirva o que sea de utilidad. Han pasado más de 90 años desde que alguien había caminado por estas calles, el plástico y las latas han sido una enorme bendición. Ya que pueden guardas las cosas mucho tiempo.

El suelo se ha vuelto casi inerte lo que dificultaba masivamente la producción de alimentos, muchos de los pobladores de las ciudades se movían siempre en grupos enormes para defenderse de otros grupos igual de desafortunados. Yo pertenecía al grupo de los From ya que vinimos desde cualquier lugar.

Quejarnos de una cosa u otra era muy insensible para el resto que lo pasaba fatal. En cuanto a mí, siempre he vivido por mi cuente, pero he tenido muchas figuras paternas que me han enseñado entre muchas cosas más el sobrevivir bajo cualquier precio, que al final del día solo te tienes a ti, los demás pueden irse al infierno mientras tú puedas seguir en tu camino. En cuanto a figuras maternas, la más importante ha sido el hada. Soy más rápida y más fuerte que los demás, tengo algo por que vivir, algo importante que debo hacer.

Miro la demacrada ciudad desde las alturas. Miro a la gente por debajo de mí, tratando de vivir en este mundo donde Dios ya no existe, ha sido exiliado de la humanidad y desde el otro lado del mar, siempre miro al mar y mi objetivo es llegar al otro lado.

-Voy a llegar al otro lado y les mostrare que hay algo mejor que esto-murmure mientras observa el enorme horizonte. Mi perspectiva del colectivo había cambiado, llegare al otro lado, había barcos, pero necesitaban combustible que entre una interminable lista de otras cosas era escaso. A lo largo de mi vida me he dedicado a muchas cosas; mecánico, aviador, navegante, cazador, plomero, electricidad. Creo que por eso odio hacer listas siempre me dicen que tengo o que me hace falta y aquí, en alguna parte del mundo es muy poco lo que se tiene hasta las lacras como la gente del otro lado nos llama escaseamos más cada día.

-Pero aun los gusanos como nosotros podemos dejar nuestra marca, el otro lado del mundo vera de lo que podemos hacer, serán testigos de algo sin igual-Dije murmurando para mí.

En cuanto estoy en la sima de un edificio, saco de un hueco en la parte superior de una cornisa casi al extremo del edificio a mi viejo colega, miro por la mirilla de mi amigo, un rifle que me a acompañando desde mi temprana edad, no sé de quién era antes, pero me ha sido de mucha ayuda. Si algún día me encuentro con su anterior dueño se lo agradecería, el creador sospecho que desde hace mucho tiempo ya no vive. Por medio de la mirilla siempre observo el mar en espera de la llegada de “extranjeros” en la negrura del océano que veo hay poco que pescar, pero si uno entra al mar, hay una garantía enorme de que capturen algún tipo de enfermedad de la que no podrán volver a caminar.

Así es prácticamente todo mi día, al igual que muchos soy un centinela que observa desde los cielos ¿esa no es la naturaleza de insectos como nosotros? Observar a nuestros depredadores, escondernos y luego atacar o huir. Cuando era más joven solía asustar a los mayores con mi colega para robarles algo de comida, para la fortuna de nosotros los gusanos sabemos muchas cosas que aprendemos diariamente que un extranjero nunca sabría. He estado del otro lado un tiempo, vi la claridad del cielo y del mar, observé abundancia. Nuestro territorio apenas es el 15% de todo lo que ellos tienen.

Soy diferente al resto de los que hoy acompaño, he sido educada un corto tiempo en el otro lado, conozco el rostro de los “extranjeros” sé de qué son capaces, una rebelión en contra de ellos es inútil, no obstante, mi amigo y yo les hemos hecho frente y hemos ganado nuestras batallas, pero a un precio alto. Los extranjeros que a los que protejo conoce son seres enmascarados que siempre que vienen traen más pena a este lugar cada cierto tiempo. Por enormes faltas de recursos de esta parte del mundo no hay más que luchar o esconderse como gusanos.

Si alguien me hubiera preguntado a los 8 años que había más allá del mar; les habría contestado que más mar. Vivimos bajo la ignorancia y el miedo constante, los que volvimos y ya no somos ignorantes podemos saber que cosas existen en este enorme mundo de “paz”, bajo los absurdos ideales de nuestros ancestros de individualidad, hoy nuestra gente sufre.

Mi día termina así prácticamente, observar al horizonte solo para esperar, normalmente me quedaría hasta que la marea bajase, pero mañana tengo algo que hacer, espero a alguien que con orgullo puedo llamar colega: Adán que al igual que yo, sabe que hay al otro lado del mar y tiene la misma ambición de poder ir allá y poder vivir una vida pacífica y no en esta ruinosa vida. Con la ayuda de mi colega lo veo llegar desde lejos, siempre tomándose su tiempo, al contrario de mí que no espero nada y actuó. Él tiene la extra filosofía de pensar las cosas varias veces antes de hacerlas, es meticuloso.

-Hola Nerái- Dijo mientras se acercaba a mi lugar.

Creo que por eso me fascino tanto el hada de ese día. Una de las cosas que supe fue el significado de mi nombre Neráida que en una lengua muerte significa hada. Cuando lo averiguo, no significo nada para mí, no fue una revelación relevante. Cuando le conté a Adán sobre el hada casi se hecha a reír.

-Te he traído la cena-Lo dice al tiempo que me lanza un enorme termo caliente.

Al abrirlo, casi un poco de baba sale por mi boca al olerlo. Una de las pocas cosas buenas que tenia estar por el lugar era que la naturaleza había tomado su territorio. Lo que estaba entre mis manos y casi salpicando con mi saliva era una sopa de hongos Portobellos que en los últimos años abundaban en la región, pero era algo complicado ir a buscarlos.

– ¿Esto era por lo que Vayolet se llevó un grupo antes de que amaneciera? – Dije con un poco de brillo en los ojos y con una voz casi quebradiza- ¿Debió traer un montón?

-Si, trajo lo suficiente para el almuerzo de todos hasta mañana. Cuando se fue el otro día en una expedición sola y volvió con una enorme cara sonriente sabía que algo grande había ocurrido. Vamos saboréalo. Me imagino que tendrás que tomar todo lo que puedas para tu expedición de mañana.

Antes de que Adán pudiese terminar la oración ya está comiendo como si la comida en cualquier momento se fuera a ir corriendo. Cada gota de esa sopa fue un manjar que no tenía precio y con los conocimientos de Adán sobre la cocina aumentaba su valor en sabor. En ese momento quería ir corriendo he ir a abrazar a Vayolet.

Adán al mirarme se dio la vuelta para no reírse de mí. Al terminar di gracias por la comida y me lleve a mi socio en mis hombros, antes de marcharme Adán me dijo que me dejo una sorpresa en mi casa. Las babas volvían al salir al pensar que había más Portobellos que me esperaban. Con mi socio camine de un lado a otro por las calles buscando quien podría necesitar ayuda, pero en un raro día, todos parecían estar felices de tener algo sabroso que comer, pero lo único que estaba en mi mente era el ir a casa y poder incoarle un diente a uno de esos hongos. Pero antes de ir a casa pasé por unas ruinas de un edificio y entre otras cosas encontré baterías para la alarma., mañana era un día muy importante para mí, me apresure a casa y al entrar mi nariz fue golpeada por el olor de los hongos Portobellos, no fue difícil encontrarlos, estaban en un frasco en la parte superior de mi closet. Por simple lógica nadie lo dejaría más abajo, ya que las ratas al igual que otras plagas abundan y las robarían.

Me quede un rato leyendo, mientras tenga luz ¿Por qué no aprovecharla?, la lectura se había hecho un habitado desde hace mucho tiempo, hasta el tiempo cuando no me caí bien nadie, tenia la extra creencia de que si olvidaba leer mi cerebro se volvería más pequeño y ahora aun que halla poco que leer, pero es muy imperativo en muchas ocasiones para saber el proceder de los alimentos, su contenido o diferenciar de un veneno u otro.Pero la que conocía mas de ese tema era la mismísima Vayolet la reina vampiro.

Un ruido me interrumpió de un momento a otro. Me puse los zapatos, puse el libro en la mesa de noche, sin darme cuenta ya habían pasado dos horas, debí haberlo notado, por que casi terminaba el libro, cuando fui a la entrada y observé por la mirilla de la puerta era Vayolet.

Vayolet era llamada la reina vampiro por su peculiar forma de vida, en el día se la ve caminar por las calles pocas veces, la mayoría del tiempo esta encerada en su casa o husmeando en las viejas farmacias, pero en la noche se escapa a cualquier parte de los bosque a recoger hiervas medicinales sin decirle nada a nadie, Vayolet es una experta en cuanto se trata de medicina, se la llama también la reina vampira por su peculiar mal gusto de secuestrar animales y sacarles la sangre para comprobar la eficacia de sus medicinas. Solo los valientes o suficientemente osados son capaces de entrar a su casa y no salir gritando dentro hay; corazones en conserva de animales, pulmones, cerebros y demás partes de lo que quiero creen en un 100% son animales, pero tampoco tengo la valentía de preguntárselo, no obstante, estoy seguro de que no a matado a nadie, o eso creo.

-Buena noche. Nerái -Dijo. Vayolet tenia un cierto gusto por hablar, una de tantas cosas era el no laudar en plural a menos que fuese una despedida.

-Que tú también tengas una buena noche. Respondí con una sonrisa. Vayolet entro a mi casa antes de que pudiese decirle que pasara o que pudiese hacerle alguna pregunta y estaba sentada en una pequeña mesa sirviendo Te, que por el olor era negro.

-No te puedes molestar con alguien que te sirve un Te negro, luego de un día tan largo como el que pase-Aun cuando me hablaba miraba el te como si le hablara.

Me senté con ella, hablamos poco, le pregunte sobre su expedición y con casi una sonrisa me dijo que no había habido bajas, el viaje fue largo y que pudo trazar más rutas.

En el lugar, no existía ningún tipo de líder. Solo éramos nosotros 6, los que sabíamos; leer, escribir, combatir, cazar, planear. Aun cuando nosotros éramos los que tomábamos las decisiones siempre se le preguntaba a los demás sus opiniones, siempre debíamos vivir comunicados entre sí, al principio cuando comenzamos a viajar Adam recogía a todo tipo de personas, lo que inicio como un grupo de seis ahora era casi de trecientos, para nosotros eran como niños que si los dejábamos solos se matarían de una u otra forma, bocas interminables que alimentar y enseñarles cosas. Al principio tuve muchas discusiones con Adán que más de una vez llegaron a los golpes de mi parte, Adán era un idiota que nunca podría golpear a una mujer aun después de que ella le diera una paliza, el resto de los que nos siguieron los detestaba cada vez más, los veía como inútiles bocas que cuidar y muchas veces eran ingratos.

El incidente de la roca y de mi marca en la cabeza fue un enorme detonante, quería matarlos. Muy poco, relativamente fue poco para que yo los matara, la antigua yo lo habría hecho por mucho menos, pero cuando vi al hada fue un enorme golpe para mí, ella era realmente hermosa e impotente, los días siguientes de verla me di cuenta de que era menos agresiva y sin querer me integraba más con el resto que quería matar. Vayolet era la única que estaba de acuerdo conmigo en el tiempo que pensaba que llevar a tanta gente era una tontería, si ambas escapamos de los demás, no nos hubiese sido difícil sobrevivir.

-Te acompañare mañana a buscar al hada. Dijo repentinamente mientras se servía más Te.

– ¿Al fin quiere huir conmigo? -Le respondí en modo sarcástico. Antes se lo propuse muchas veces, pero me tenía cierta cantidad de miedo, pero estábamos a mano, porque yo también le tenía un enorme miedo a la reina de los vampiros.

-Si, me abure esta gente. Dijo con seriedad sin titubear.

-Estaba bromeando Vayolet.

-Yo también-Con la misma expresión lo dice rápidamente sin dudar.

– ¿Sabes?, es difícil saber si estas bromeando o no.

-Sabes que soy la única que te cree.

-No te preocupes, los niños también me creen.

-Déjame replantear mi respuesta, soy la única de la cual si vale la pena escuchar su opinión.

En ese momento al oírla quería reprenderla, pero sería una hipocresía mía hacerlo, solo pasaron unos meses desde que yo cambie, además Vayolet es una persona difícil te tratar, ella jamás llegaría al punto de los golpes, pero es extremadamente astuta, ella sola había matado a un oso sin cansarse mucho, su baja estatura y su cuerpo delgado la hacían un objetivo difícil de golpear y además ella era casi al igual que yo, muy velos.

– ¿Por qué decidiste acamparme a buscar el hada?

-Quiero entender por qué cambias de opinión y si yo también puedo cambiar de opinión al igual que tú lo hiciste.

Al oírla no sé si ella al fin los aceptaba o solo tenía curiosidad, pero me alegraba que ella por fin se esté abriendo un poco más.

-Claro, no hay problema Vayolet.

-Gracias-al terminar su Te se recostó en mi cama sin decir más, no podía enojarme con ella desde que la conozco ha sido así. bebí mi Te, apague las luces y estaba ves me asegure de que la alarma funcionara correctamente, mis pensamientos sobre que encontraría mañana en la ciudad en ruinas eran múltiples, aun si estaba acompañada con Vayolet si se presentaba algún percance no estaba muy claro cómo debería reaccionar.

Capitulo x parte 2.

La alarma sonó cerca de las 4 de la mañana, pero al despertarme, Vayolet ya estaba de pie cambiándose de ropa y guardando provisiones, el resto es irrelevante.

Mi casa estaba a unas cuantas calles en el centro de la ciudad, solo tenemos que caminar unas cuantas cuadras para salir al campo, en términos convenientes sería bueno usar algún tipo de vehículo, pero la ciudad estaba diseñada para que nadie saliese o entrase a ella, los destruidos edificios habían caído en las entradas y ni hablar de salir por el mar, solo los que vivían conocían como entrar o salir en medio de los demolidos edificios que sospechamos fueron colocados de ese modo en la época de la última guerra mundial como una línea de defensa . Como dije suponemos, ya que no era del todo complejo escalarlas o pasar por ciertas grietas, creemos que en últimos instantes fue una medida desesperada de protección, los enormes montículos de piedra que obstruían el paso poco a poco empezaban a ceder, por lo cual siempre antes de cruzar se analizaba con cuidado si esta resistiría o llevaría a alguien a una muerte segura, pero en otros puntos eran conveniente, se podía salir más rápido sin tanto temor al deceso. Salimos de la ciudad escalando una de estas montañas de sementó y hiero torcido para salir al camino más rápido que nos llevaría a la otra ciudad.

Por cuestiones de seguridad llevaba a mi colega en mi mochila desarmado, fuera de la ciudad además del reino vegetal, el reino animal ha recuperado una gran parte de su territorio, lobos, osos, serpientes etc. La calma de la noche nos permite adaptarnos con el bosque que nos empezaba a rodear de a poco. Los muros de piedra además de no dejar entrar vehículos, no deja entrar a las bestias y a personas con facilidad y nos topamos con la eficacia de de las entradas al poco de haber salido, hallamos en el camino a tan solo un par de metros del muro un par de cuerpos carcomidos, solo quedaba su ropa y algo de hueso, ¿Cómo se que esto fue reciente?, porque el lunes recorrí este camino y no había nada.

Vayolet sin importarle nada comienza a inspeccionarlo y luego de un momento, saca una librera y anota lo que averiguo.

Hay un grupo de punas en el área y creo que también un oso

Clava la nota en un árbol, sacándole una costilla al difunto de una manera tan fría, era como si lo sacara de un simple árbol, quise decir algo, pero no podía encararle nada, en un tiempo remoto también hubiera hecho lo mismo. Dentro del extenso bosque, solo quedan algunos rastros de los caminos o senderos, aquí había una gran plaga de todo, arañas, ratas y por las noches murciélagos, pero en cuanto entraban o tenía contacto con el agua del mar morían retorciéndose mientras escupían grandes cantidades de sangre, sin duda la peor manera de morir, los niños tenían estrictamente prohibido salir de la ciudad o acercarse a la playa sin la supervisión de un adulto. Recuerdo que cuando tenía unos 7 años vi a una de mis tantas figuras paternas ser obligado a beber del mar, solo un sorbo fue suficiente para dejar en agonía a un hombre de dos metros por más de 2 minutos, por eso tuve un largo tiempo un terror inhumano al acercarme al mar.

Al pasar por lo que creíamos era la parte más peligrosa del bosque, seguimos caminando y comiendo todo lo que encontrábamos en el camino, aunque la mayoría fueron moras y manzanas en lo más alto de los árboles. Vayolet por otra parte siempre parecía estar alerta a cualquier movimiento, cuando salió un oso entre los árboles, quise evitar un combate, pero antes de darme cuenta Vayolet le había clavado en el estómago uno de sus cuchillos de combate, el oso gruño e intento golpearla, pero por la diferencia de tamaño le resulto difícil golpearla, se escondió debajo y con el mismo cuchillo le desgarro un brazo y con otro una pata, ella solo necesito de un quinto movimiento con sus cuchillos para cortarle el cuello y matarlo. La mire sin ninguna sorpresa, ella era experta de degollar todo tipo de animales y comerlos, claro está que yo también sabia del tema por una de mis figuras paternas y recuerdo bien como el mataba a osos y luego les quitaba la piel para usarlos como abrigos, él era el tercer hombre que más había temido era como ver a un cavernícola en persona, con su traje de lobos y osos, enorme y peludo, tenía un instinto de caza que yo en su tiempo había heredado, no recuerdo cuantas veces había matado a animales con mis manos y luego jactarme de ello ante ese hombre de las cavernas.

Para el desayuno hubo oso, Vayolet lo corto de una manera tan limpia y exacta que me preguntaba si ella no conocía también al mismo hombre de las cavernas que yo conocía. Dejamos los restos a los buitres, al marcharnos pude escuchar el débil gruñido de un oso pequeño, tuve que tomar la mano de Vayolet sospechando lo que ella haría, caminamos hasta que una hora más tarde, el sol se alzaba a nuestras espaldas, mientras observábamos un enorme valle abriéndose antes nosotras. El calor a nuestras espaldas era leve, pero aun así fue más fácil subir y escalar las montañas, encontramos a otros animales silvestres, pero ya saciado el hambre de Vayolet y no sintiendo ningún peligro solo los miramos de lado.

Llegado el medio día nos pusimos a descansar, solo faltaba unas cuantas horas para llegar, en una situación normal entre rodear una montaña y enormes ríos tomaría cerca de tres días llegar al lugar, pero siguiendo un orden esos tres días se podían resumir a un día. Ahora que lo pienso no emos visto a nadie más por los alrededores y que hayan querido robarnos, en este mundo más allá de los animales, otro de los más grandes peligrosos son los Caminantes: personas que no les importa los demás con tal de saciar su propia codicia. Los caminantes eran nómadas por excelencia estaban constantemente jugándose la vida para sobrevivir un día mas al igual que yo lo fui por muchos años.

No se mucho de Vayolet, pero podría asegurar que ella también era una caminante que se paseaba de un lugar a otro, hasta cuando estuvimos en el otro lado del mar era callada y solitaria con lo que fácilmente podría borrar su presencia y ocultarse detrás de ti y darte una sorpresa. Solo habíamos peleado un par de veces hasta que ambas terminamos en el suelo inconscientes desangrando y en la otra apenas nos dimos un golpe creo que con ese golpe logre acercarme mas a ella, creo que si no fuera por el delgado laso de entendimiento que tenemos ella se habría marchado ya hace demasiado tiempo.

El paisaje es cada vez más desconocido por el aumento rápido de las plantas que se desarrollaban a sus anchas, el equilibrio entre una cosa y la otra se había roto, los animales de otras regiones emigraban en todas direcciones por la abundante cantidad de comida que podían obtener, los animales al igual que las personas no dudarían en proteger su territorio de los invasores.

Pasamos por un puente enorme, mientras observábamos decenas de autos en el camino y a un que otro conejo o siervo, mientras vemos a lo lejos.

Las grandes construcciones de metal y acero torcido que miraban desde las alturas a sus extremidades y hermanas que yacían en el suelo en enormes montículos de polvo y graba, grandes vidas de acero oxidadas y amarillentas en largos bloques que se miraban una a otro por sus decenas de ojos brillantes con la luz del atardecer que se apagaban una a una con el paso de los días, nos daban la bienvenida a una demacrada ciudad donde conocí al hada que dio el inicio de una nueva historia.

El sol de la tarde que se escondía en ocasiones detrás de una nube pasajera, mientras caminábamos por la ciudad de un lado a otro buscando algo que nos fuera de utilidad, los autos que estaban en el lugar no habían sido usados por mas de 50 años así que era imposible usarlos a menos que se tuviera las herramientas correspondientes, esta a mí me resultaba difícil hacerlos funcionar, la oxidación, junto al polvo no ayudaba en nada a su buena conservación, la ciudad estaba totalmente abandonada, creo que es hora de contar nuestro breve encuentro con el hada.

Ase escasos meses, nuestro grupo paso por aquí de casualidad, los extranjeros estaban en el lugar desde hace un tiempo entrando y saliendo, pero era un grupo pequeño dirigido por una extraña chica rubia como de mi edad, en ese momento me di cuenta en los mundos diferentes que podíamos estar, al ignorarles y evitar problemas rodeamos la ciudad sigilosamente como era un grupo pequeño sería fácil engañarnos y solo marcharnos, sin embargo si decidíamos atacarlos todos juntos estaríamos en una clara desventaja, ellos poseían armas de largo alcance y sabían trabajar en equipo, aun si nosotros éramos más, nuestro grupo consistía de niños, mujeres y hombres que parecían tener ya una cierta edad, el grupo primario solo éramos 6 los que podíamos pelear contra los extranjeros. Adán y yo nos quedamos observándolos de lejos mientras los demás rodeaban la ciudad con sigilo.

-Podríamos usarlos como carne de caño y robarles a los extranjeros todas sus cosas -Dije en ese momento.

Adán algo molesto me dijo.

-No hables de nuestros amigos como si fueran simples objetos, así como los extranjeros son seres humanos que merecen vivir.

– ¿! Amigos¡?-Le respondí de manera impetuosa, mientras me hago un lado el cabello y le muestro la herida que me causo la pierda- Esa maldita basura a la que llamas amigos me pudo haber matado y cuando sepa quién fue el infeliz lo hare beber agua de mar por la nariz. Pero creo que puedo mar a un par de esos extranjeros con mi socio, un buen disparo desde esta distancia y podría acabar con esa rubia.

-No aremos nada a menos de que ellos hagan algo para ameritarlo, empezar una pelea innecesaria solo nos traerá problemas, si los matamos podrían venir más extranjeros y eso sí sería un problema.

No le hice caso y observé por la mirilla.

-Tal ves tengas razón, solo tal vez-Al mirar sus ropas y el símbolo que tenían en sus uniformes-Son del imperio de la luna ¿Qué podría querer ese maldito rey sanguinario de un basurero como este?

Baje del edificio ignorando las ordenes de Adam.

Se que si los mato antes de que puedan darse cuenta de mi presencia, puedo tomar algo valiosos, si soldados del imperio de la luna están aquí, seguro es algo grande que si se lo vendo a los “traidores” seguro ganare mucho, lo suficiente como para vivir un rato sin molestias, pensé mientras corría a toda prisa asía donde estaban ellos a un lado de la entrada de una alcantarilla, era de noche, no se podía ver demasiado, pero por lo que había escuchado estaban sacando algo, cuando vi que era, mi decepción se hizo evidente al ver que sacaba a un chico y luego sacaban a otra chica con un cabello muy extraño. Cuando quise irme, uno de los soldados se dio cuenta de mi presencia y comenzaron a apuntar hacia donde yo estaba. Antes habría sido fácil matarlos, pero ahora esa posibilidad era muy baja.

La mano de la chica rubia se empezaba a rodear de un aura roja y amarillas, sabia que no era buena señal, un golpe seco estremeció todo mi cuerpo en un segundo, uno de los soldados me había golpeado con un arma cerca de la nuca, antes de caer, usé un poco de conciencia para mover un pie enfrente de mi no chocar contra el concreto, quise dar un golpe, no obstante, otro porrazo, esta vez en el estómago me puso de rodillas. En ese momento creí que iba a morir, los extranjeros no toleran a la gente como nosotros y un solo dispara bastaría para matarme, pensé en muchas cosas que ellos podían hacerme, cada uno de mis pensamientos era mas terrible que el anterior.

Prefería morir antes que me usaran para algo.

Cuando estaba lista para morir, unos rápidos pasos se pusieron delante de mí, se puso delante de mi con sus brazos extendidos en forma de una cruz, por el golpe en la cabeza no podía escuchar muy bien además estaba desorientada, sin embargo, no olvidare lo poco que escuche, cuando los soldados le ordenaron al hada que se quitara de en medio.

-Ella esta indefensa y eso fue un ataque a traición, no puedo tolerar esta injusticia, ella no a hecho nada malo, ustedes solo la golpearon sin más, ella no es culpable de nada. Lo que le quieren hacer a ella, me lo tendrán que hacer a mi primero.

Al `principio creí que estaba loca, ¿por qué alguien protegería a un gusano? Todos los extranjeros que había conocido me querían matar antes de que si quiera pudiese decir algo, ¿acaso no sabía quién era?, cuando ella se volvió a verme y ver su airosa sonrisa y sus ojos azules no pensé que ella pudiese ser humana, tenía cierto aire de grandeza, su cara era totalmente amable y gentil. Antes de desmayarme me dijo.

-Vive por lo que desees, pero no vivas aislada de los demás.

Al despertarme, estaba en un camino junto a Adán y Vayolet, les conté de la chica rápidamente, pero Adán dijo que no vio nada que cuando me vio rodeada por los otros corrió para ayudarme y cuando llego los soldados se estaban marchando en autos y que vieron un helicóptero con el símbolo del imperio de la luna marchándose del lugar. Al intentar moverme mi cabeza me retumbaba y recordé el golpe, me desmallé de nuevo pensando en ella, en la persona que sin conocerme quería protegerme “El hada que fue secuestrada por la luna”.

Un tiempo después, sin darme cuenta era más habladora, mi tema principal era el hada, pero ella sirvió de conector para más platicas y para poder comunicarme más con los demás. Luego me teñí el pelo y mi violencia junto a mi odio por la compañía se habían calmado.

Vayolet y yo caminábamos en medio de la enorme basura donde alguna vez fue una ciudad, el camino que seguíamos lleno de grietas, un animal muerto aquí y por allá debes en cuando se observó a un ave de rapiña volando cerca de nosotros, los animales sabían que en este lugar no se podía sobrevivir por mucho tiempo y que tarde o temprano iniciaría un festín. A comparación de la otra ciudad esta tenía un fuerte olor alcanico y sulfúrico por las calles divididas de par en par donde salían debes en cuando algún vapor de ellas.

Al igual que en el resto del lugar las ratas se alzaban y caminaban de un lado como grandes señores libres, algunas de sus hermanas tiradas en la calle semi incineradas con la piel quemada y créanos partidos. Era el lugar la entrada al infierno, lo era hace 80 años, lo fue hace 4 meses y por el panorama lo seguirá siendo por mucho tiempo después de que ya no estemos en esta tierra. El cielo era negruzco y amarillento por los vapores emitidos de la tierra, a cada paso que dábamos el calor aumentaba, en esta parte de la ciudad ni siquiera los animales más hambrientos tenía el valor para adentrarse más, su sentido de supervivencia les advertía el destino que les esperaba.

Al llegar al lugar donde vi a los soldados sacar el hada y al otro chico, mis esperanzas bajaban abruptamente, mientras no quitaba el ojo de esa alcantarilla y solo una pregunta me venia a la mente ¿Cómo fue posible que alguien se escondiera en un lugar como este y lograra sobrevivir? Era totalmente ridícula viéndose por donde se le viese ¿acaso ellos también eran caminantes?, pero jamás había oído escuchar de una chica de cabellos blanco y ojos azules sin olvidar que su rostro era igual que el de una reina, gente como ella llamarían fuertemente la atención de cualquier maldito degenerado o alguna escoria que quisiese saciar sus asquerosos instintos.

Los conozco bien, uno de mis padres me enseño como identificarlos y cortarles la garganta antes de que pudiese ocasionar más problemas. La ley no existía dentro de los gusanos, pero había reglas que se debía seguir, aun que eran olvidadas muchas veces por los grupos cuando se aplicaban eran aterradoras y escalofriantes. El adulterio forzado era un crimen del que no había perdón, no existían juicios, solo un par de preguntas y una ejecución el mismo día del delito. Creo que fue mi segundo padre el que me mostro que le pasaba a la gente que incumplía esa regla, el no creía en la justicas solo en la venganza o como él le llamaba “ojo por ojo diente por diente “ si, en este mundo que yo conozco no existe la justicia solo el ajuste de cuentas, día tras día muerte y más muerte, el destino de mi segundo padre es desconocido, un día solo me dejo con un hombre con quien decía que confiaba, no demore mucho en cortarle le garganta al saber sus crímenes anteriores y luego ser criada por mi tercer padre, el cavernícola.

El mundo cambio en tan solo un día cuenta la historia universal de la tierra. Nadie sabe cómo sucedió o donde inicio, pero todos se dieron cuenta de que el mundo había cambiado por completo, la felicidad se terminó y no regresaría por cinco años. Grandes pilares de luz se alzaron al unísono y con ellas millones de luces desaparecieron en un minuto el mundo se torno de un leve color amarillo y luego hubo silencio y la humanidad sabía lo que había ocurrido. Dios fue exiliado del mundo, la esperanza solo era creado por las personas y sus actos, no había tiempo para pedirle a alguna deidad que arreglara el mundo, dios al igual que muchos se marcho de este lugar. ¿Quién lo inicio ?, hay teorías de lo que ocurrido ese día hace 100 años, sin embargo, solo son teorías, la historia fue rescrita olvidando con ello a los que se fueron y teniendo ilusión en los que vendrán.

El mundo fue herido por el hombre que camino por ella muchas veces, había mucho que hacer, pero no había tiempo, solo caos y desolación. Luego de los cinco años y el silencio quedaron 260184234.9375 de individuos, eso no es la décima parte de lo hubo hace 105 años la muerte asolo al mundo, plagas y enfermedades llegaron por la gran cantidad de personas muertas, epidemias de todo tipo, este mundo ya está podrido por completo solo se puede sobrevivir y querer que nada malo te pase, hay muchas maneras de morir, pero solo pocas de vivir. La guerra se acabó hace 100 años, pero sus secuelas siguen con la gente que camina por estos lugares, con sus hombros caídos, espaldas jorobadas, piel casi en los huesos. La tasa de natalidad es la más baja que se ha presentado en la historia. Al nacer el mundo te dice.

No hay nada para ti, pero ha mucho que puedes hacer por mí.

La baja natalidad, enfermedades, plagas a esto también se le pone en la lista el suicidio que ya era común, gente que terminaba con su vida al no resistir las condiciones en las que vivía No se trata de ser fuerte o no la mente humana no está diseñada para aguantar grandes cantidades de presión y si quieres guardar demonios solo crecerán más.

Pero es posible que al irse Dios del mundo los demonios auténticos hallan salido, me refiero a la humanidad.

Al seguir caminando por la alcantarilla, con un par de linternas, solo había mas basura y algunas cosas como unas radios, celulares y más cachivaches que se usaban en la época de la guerra mundial ¿Qué tan desesperada tendría que estar la gente para resguardarse en una alcantarilla?, al parecer mucho, porque había basura que hacia pensar que muchas personas estuvieron aquí por mucho tiempo, no obstante lo mas peculiar era decenas de rallones en la pared, algunas parece que contaban los días en los que estuvieron dentro y otras parecían de manos rasguñando la pared.

La noche se acercaba cada vez más, podía escuchar como el agua se movía junto a nuestros pies y las ratas a la lejanía murmuraban entre ellas, al buscar algún indicio sobre el hada, la búsqueda como otras veces fue inútil. Le mostré a Vayolet fotos que en otras expediciones había encontrado, pero al igual que los cachivaches esto tenían mas de 60 años y ninguna de las fotos mostraba a una chica de cabello blanco. Al salir subimos a lo alto del edificio que parecía mas estable y observando por el mirador de mi rifle, busque por todos los lugares de la ciudad, una mínima pista de su paradero o quien era esa chica que fue secuestrada por la luna, buscar en una cosa o la otra imposible en un solo día, había una gran probabilidad de que los soldados se hubieses llevado todo rastro de que ella estuviese en este lugar.

mi objetivo secundario por el cual cruzar el mar era ese. ¡rescatar al hada ¡.

Al fin oscurecer subimos a uno de los últimos rascacielos que seguían de pie, solo observamos pequeños destellos de luz a la distancia que posiblemente eran de otros grupos. Lo que me preocupaba no era que uno de ellos no encontrara, el problema radicaba en que si ellos tenían algo que a Vayolet le llamara la atención, lo conseguiría sin importarle nada, Vayolet a simple vista se la ve como una chica callada y sumisa, pero creo que esa es su máxima arma de ataque y defensa, por que el enemigo al bajar la guardia con ella, ya ha perdido la batalla. Pero lo que me llama poderosamente la atención era lo que Vayolet llevaba en su equipaje, era una mochila de alpinismo que era muy grande y se veía pesada, aun cuando caminamos, corrimos, escalamos de un lado a otro pocas veces descansamos y ella apenas sudaba.

-Muy bien es hora de irnos Vayolet- Le dije poniéndome las manos en la cintura y bajando un poco los hombros.

-………-Ella solo asintió con la cabeza mientras se daba media vuelta.

Salimos de la ciudad rápidamente, ya que conocíamos el camino, las ratas se escondían de un lado a otro, su hora ya había pasado, ahora las serpientes comenzaban a bailar de un lado a otro con sus delgados y escamosos cuerpos dentro del enorme banquete que les ofrecía la ciudad. Un festín que era diario o que me les dicen los ricos “barra libre”.

Salimos de la ciudad, podemos ver cómo los últimos destellos de luz desaparecen en un cielo azul, con nubes rojas y amarillas. Los animales silvestres se escondían en sus hogares, mientras dos caminantes de la noche se enfrascaban en un largo viaje para regresar con su manada. De noche era más fácil saber si había alguien por el área rondado, sería fácil ver una luz de un auto o linterna y también sería fácil ver una fogata. No quería iniciar un pleito inútil.

Pero al igual que muchas cosas, la suerte también se había ido. Paso cerca de una hora de camino cuando encontramos a otro grupo de más o menos 25 personas, lo común que se podría esperar de esta situación había pasado. Un grupo de dos contra un montón de veinticinco era una clara desventaja, sin embargo, la desventaja era para ellos, si hubiesen disparado antes, seguramente Vayolet abría saltado hacia un árbol y con sus propias armas les habría disparado sin piedad.

¿acaso es eso buena suerte?

No, bajo ningún concepto lo es. La cantidad influye mucho en el resultado de una batalla, no obstante .Este es el mundo donde Dios no existe, así que toda lógica junto a la razón, la bondad, la paz se han ido, solo queda la esperanza, no de que regrese, si no que, jamás vuelva

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