
En el mundo empresarial, hay una verdad que nunca pasa de moda: el éxito de una organización depende, en gran medida, de su gente.
Como bien dijo Peter Drucker,
«la cultura se come a la estrategia en el desayuno»
Y es que, por más innovadora que sea una estrategia, si no se cuenta con un equipo comprometido, capacitado y motivado, difícilmente se alcanzarán los objetivos propuestos.
En este sentido, el cuidado del capital humano no es solo una responsabilidad ética, sino también una inversión estratégica que garantiza la sostenibilidad y el crecimiento de cualquier empresa.
Hoy quiero hablar de cómo podemos cuidar y desarrollar a nuestro capital humano, tomando como referencia el enfoque de ROI Agile y el modelo de coaching propuesto por Brian Davis y otros autores en Successful Manager’s Handbook.
Este último nos ofrece un pipeline de cinco etapas que, cuando se aplican de manera correcta, pueden transformar no solo a las personas, sino también a las organizaciones.
1. Insight: Ver lo que no se ve
El primer paso en cualquier proceso de desarrollo es darse cuenta de que hay algo que no está funcionando como debería.
Esto es lo que Davis llama insight.
Se trata de identificar la brecha entre lo que somos capaces de hacer hoy y lo que queremos lograr mañana.
Es como mirarse al espejo y reconocer que hay áreas en las que podemos mejorar.
En el contexto organizacional, este paso es crucial.
Muchas veces, los equipos no avanzan porque no tienen claridad sobre sus debilidades o porque no saben qué es lo que realmente necesitan cambiar.
Aquí es donde el liderazgo juega un papel fundamental.
Un buen líder no solo señala las áreas de mejora, sino que también ayuda a su equipo a visualizar el potencial que tienen para superarlas.
2. Disponibilidad: Querer es poder
Una vez que se ha identificado la brecha, el siguiente paso es estar dispuesto a invertir tiempo, energía y recursos para cerrarla.
Esto es lo que Davis llama disponibilidad.
Y no se trata solo de recursos económicos, sino también de entusiasmo, compromiso y voluntad para salir de la zona de confort.
En mi experiencia, he visto cómo muchas empresas fallan en este punto.
Ofrecen capacitaciones, talleres y programas de desarrollo, pero no logran generar un verdadero compromiso en sus colaboradores.
¿Por qué?
Porque no trabajan en crear una cultura que valore el crecimiento personal y profesional.
Si queremos que nuestro equipo esté disponible para desarrollarse, debemos demostrarles que su crecimiento es una prioridad para la organización.
3. Capacidad: Aprender lo nuevo
El tercer peldaño en esta escalera del desarrollo es la capacidad.
Aquí, el foco está en adquirir nuevos conocimientos, habilidades y formas de pensar.
Es el momento de aprender, de abrirse a nuevas ideas y de dejarse influenciar por otros.
Este paso es particularmente importante en un mundo que cambia a toda velocidad.
Las habilidades que hoy son relevantes, mañana pueden quedar obsoletas.
Por eso, las organizaciones deben fomentar una mentalidad de aprendizaje continuo.
Esto no solo implica ofrecer capacitaciones, sino también crear espacios donde los colaboradores puedan compartir conocimientos, experimentar con nuevas herramientas y, sobre todo, equivocarse sin miedo al fracaso.
4. Práctica: La repetición hace al maestro
De nada sirve adquirir nuevos conocimientos si no se ponen en práctica.
Por eso, el cuarto componente del pipeline es la práctica.
Davis insiste en la importancia de contar con espacios seguros donde los colaboradores puedan ensayar nuevas habilidades sin temor a las consecuencias.
En este punto, las empresas pueden apoyarse en metodologías y marcos de trabajo ágiles, como los que propone ROI Agile.
Por ejemplo, los simulacros de situaciones reales, los juegos de roles o las retrospectivas son excelentes herramientas para practicar y reflexionar sobre lo aprendido.
La clave está en crear un ambiente donde el error sea visto como una oportunidad de aprendizaje y no como un fracaso.
5. Efectivización: Llevarlo al día a día
El último peldaño es la efectivización.
Aquí, lo que se ha aprendido y practicado se lleva al terreno de la acción.
Es el momento de ejecutar, de aplicar las nuevas habilidades en el día a día y de evaluar los resultados.
Este paso es, quizás, el más desafiante.
Porque no basta con hacer las cosas de manera diferente una vez; se trata de incorporar nuevos hábitos y comportamientos de manera permanente.
Para lograrlo, es fundamental que los líderes acompañen a sus equipos en este proceso, brindando feedback constructivo y celebrando los avances, por pequeños que sean.
Consejos para prevenir problemas con tu capital humano
Ahora que hemos recorrido las cinco etapas del pipeline de coaching, quiero compartir algunos consejos para prevenir problemas en el cuidado del capital humano:
- Escucha activa:
Dedica tiempo a escuchar a tu equipo.
Muchas veces, las soluciones a los problemas están en las ideas y preocupaciones de los colaboradores.
- Fomenta la confianza:
Un ambiente de confianza es esencial para que las personas se sientan seguras al expresar sus ideas y cometer errores.
- Invierte en desarrollo:
No escatimes en recursos para la capacitación y el desarrollo de tu equipo.
Recuerda que el conocimiento es la mejor inversión.
- Reconoce el esfuerzo:
Celebra los logros y reconoce el esfuerzo de tu equipo.
Un simple «gracias» puede marcar la diferencia.
- Sé flexible:
Adapta tus estrategias a las necesidades de tu equipo.
No hay una fórmula única para el éxito.
5 preguntas para evaluar el estado del arte en tu organización
Para cerrar, te dejo cinco preguntas que pueden ayudarte a evaluar el estado del arte del cuidado del capital humano en tu organización:
- ¿Tenemos claridad sobre las brechas de habilidades y competencias en nuestro equipo?
- ¿Estamos invirtiendo suficiente tiempo y recursos en el desarrollo de nuestros colaboradores?
- ¿Fomentamos una cultura de aprendizaje continuo y apertura a lo nuevo?
- ¿Contamos con espacios seguros para que nuestro equipo practique y experimente?
- Estamos aplicando y evaluando de manera consistente lo que hemos aprendido?
Como dijo Benjamin Franklin,
«dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo»
El cuidado del capital humano no es una tarea de un día, sino un proceso continuo que requiere compromiso, paciencia y, sobre todo, mucha empatía.
Si logramos involucrar a nuestro equipo en este camino, no solo estaremos construyendo una organización más fuerte, sino también un lugar donde las personas puedan crecer y realizarse plenamente.
Y puedo asegurar una cosa por muchos años de experiencia: trabajar así dejará de ser una carga para ser un deleite.
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